“Este Burgos va muy en serio”

Cuando en verano el Burgos lanzó su campaña de abonados, advirtió: “Esto va en serio”. Quien avisa no es traidor, dicen; el eslogan no se equivocaba con el equipo que había vuelto el verano anterior a Segunda y que partía con el objetivo de asentarse en la categoría. Cumplido el primer cuarto de la competición, no solo parece estarlo, sino que, como afirma simbólico Julián Calero, su técnico, se ha colado en una ‘fiesta’ a la que no estaba invitado, pero de la que preferiría no tener que salir antes de que se acabe, aunque ya les hayan visto los de seguridad.

Al récord de imbatibilidad en un inicio de temporada, personalizado sobre José Antonio Caro, pero fruto del sacrificio global, hay que ir sumando hitos, como el triunfo por 3-0 en El Plantío ante el Alavés o, sobre todo, el logrado en Gran Canaria ante Las Palmas, que aupó a los blanquinegros a la primera plaza. En casa, no han recibido goles todavía. Fuera han terminado de convertirse en la gran sorpresa del año en la Segunda División, con un fútbol efectivo que convirtió a su entrenador en viral después de asaltar el feudo amarillo: puede que el Burgos tenga el balón menos tiempo que sus rivales, pero no es óbice para que los resultados lleguen y para que sigan enamorando a su afición, que ha crecido desde el retorno a la categoría de plata hasta dejar pequeñas las 12.000 butacas de El Plantío y colgar en alguna que otra ocasión el cartel de “no hay billetes”.

Para llegar a alcanzar el liderato, para Calero, “no hay una clave: hay muchas”. A ojos del técnico, todos caminan “en la misma dirección” después de haber creado “una idea de juego con la que la gente se divierte y se identifica”. “Si los resultados llegan, todo es más fácil”, cree el entrenador madrileño. “Burgos anhelaba una situación así y nosotros sabíamos del potencial que tiene esta ciudad”, agrega uno de los grandes responsables de lo que están viviendo los denominados como ‘Hijos del Frío’, quien, por contra, advierte: “No podemos ser lo que no somos ni creernos más de lo que somos capaces de hacer. Cuando perdamos nuestras señas de identidad, habremos perdido todo. El objetivo es la permanencia. Debemos de tomarnos esta situación con naturalidad”.

Nadie en el equipo quiere lanzar las campanas al vuelo; el sino de este Burgos, lo que le ha traído aquí, es la humildad, pues no hay que olvidar que el margen económico en el que se mueve, como señala Michu, el director deportivo, “es de 5,5 millones”. Ha sido suficiente para confeccionar una plantilla en la que el bloque de la pasada campaña, por el que apostaron decididamente en esta, se ha visto acompañado de jugadores de la calidad de Curro Sánchez, Álex Bermejo o Gaspar Campos, con los que el asturiano refrenda las palabras de su entrenador... sin dejar de soñar: “Estas cosas se dan pocas veces y lo debemos aprovechar, pero siempre mantengo que lo primero es conseguir los 50 puntos, aunque soñar es gratis”.

Aunque sus capacidades financieras no sean los de los transatlánticos, como los denomina Calero, han bastado para formar “un grupo muy compensado y comprometido”, como lo denomina Zabaco, uno de sus puntales defensivos. Al zaguero, que ya sabe lo que es ascender, aunque a Segunda, le “encantaría repetir”, y aunque invita “a tener los pies en el suelo, es claro. “No podemos estar ajenos a todo lo que se está hablando del equipo desde principio de temporada, primero con el récord de Caro y, ahora, con el liderato”, dice, a sabiendas de cuánto está disfrutando su público, sobre todo en casa. “Lo que se genera en el estadio es fantástico. Se merecían una alegría así”, explican algunos de los responsables de que este líder vaya en serio.

La sorpresa que saca a la luz el crecimiento de una entidad

La grata sorpresa en la que se ha convertido el Burgos ha sacado a la luz el trabajo que, desde que Yucon, el grupo de empresarios que se hizo cargo de la propiedad del Burgos hace un año, realiza. “Estamos construyendo un club que tenía carencias y que, además de en lo deportivo, está creciendo en organización e infraestructuras”, reconoce uno de los consejeros que rescataron al club de las manos de los Caselli, Miguel Ángel Benavente.

En opinión de quien, además, ejerce como presidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos, “la gente está muy ilusionada” y lo que están viviendo, a nivel clasificatorio y con el eco mundial del récord de Caro, les hace sentir en el seno de la entidad que pueden “ser un club apetitoso”. No obstante, Benavente es precavido con la situación clasificatoria. “Todo está siendo un grata sorpresa, pero hay que mantener la sensatez. Que a nadie se le olvide lo de los 50 puntos y para lograr ese objetivo no podemos despistarnos. Hay que pensar solo en lo que queda, que es mucho. Con la ayuda de la afición vamos a seguir creciendo”, indica el accionista, siguiendo con la humildad que abandera Calero.

Afición ilusionada

Para una afición que vio hace no tantos años a su Burgos en Tercera División, “chupando mucho barro contra equipos como Los Gatos de Íscar”, conjunto vallisoletano ya desaparecido, como recuerda Juan José Martínez, vicepresidente de la Federación de Peñas, lo que está pasando trae “una ilusión tremenda a El Plantío”. “La gente así lo transmite. Debemos ser realistas, pero toca disfrutar”, indica uno de los portavoces de las 15 peñas que forman el colectivo.

Dicha federación, como el núcleo de aficionados que van regularmente a El Plantío, va creciendo con el rebrotar del conjunto blanquinegro en el fútbol profesional, como lo hace todo Burgos. “El ambiente se palpa en la ciudad; incluso estamos haciendo una campaña por la provincia, con reparto de banderas en establecimientos de hostelería, para dar visibilidad a lo que está pasando. No sabemos hasta dónde vamos a llegar, pero nosotros solo pensamos en la salvación y seguir un año más disfrutando de fútbol profesional”, asevera Martínez, sin apartarse de una premisa que no les saca de la fiesta. Y si lo hiciera, que les quiten lo bailao’.