REAL ZARAGOZA

El Zaragoza de Escribá no se reencuentra

Tres derrotas consecutivas en La Romareda sirven de nuevo otra crisis otoñal en el equipo aragonés, al que, al margen de errores individuales, se le hacen muy largos los partidos y carece de reacción.

Zaragoza
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Tres derrotas consecutivas en casa, sólo cinco de los últimos 21 puntos en juego, siete goles encajados frente al Alcorcón, el Sporting y el Éibar, un permanente atasco futbolístico sin capacidad de reacción y los primeros silbidos serios de desaprobación de La Romareda. La crisis en el Real Zaragoza está servida como en casi todos los otoños de esta inacabable travesía del club aragonés por el desierto de la Segunda División. El equipo de Escribá y el propio Escribá vienen involucionando peligrosamente desde el liderato y el Zaragoza puede acabar esta jornada por primera vez fuera de las seis primeras plazas, si ganan el Valladolid, el Racing de Santander o el Sporting, lo que aumentaría la sensación de caída libre.

Al Zaragoza le siguen castigando los errores individuales, un argumento al que se agarra Fran Escribá para explicar este mes y medio de extravío, pero el equipo, salvo algún pasaje aislado, sigue sin jugar a nada, sin proponer nada, sin reaccionar a nada, y ya ni siquiera sabe administrar ventajas importantes, como ha sucedido en las dos últimas jornadas con el empate en El Molinón, autoría estrepitosa de Poussin, y la derrota frente al Éibar, un resultado que ya deja señalado a Escribá. Porque no hay nadie más débil que un entrenador que no gana partidos y tres derrotas consecutivas en casa no son, precisamente, un asunto menor, agravado además por la ola de ilusión que se había levantado esta temporada entre el zaragocismo y por ese comienzo, irreal, pero perfecto, de cinco victorias seguidas.

Escribá empieza a desgastarse, aunque, aparentemente, su puesto no parece en peligro a cortísimo plazo, pero ya se sabe por dónde se rompe la cuerda en el fútbol cuando las rachas no se enderezan. Burgos, Atzeneta en la Copa, Oviedo, Elche… El Zaragoza está obligado a reaccionar de inmediato en sus próximas citas, para empezar en El Plantío, para no agrandar una crisis de juego y resultados que ya resulta imposible de camuflar. Como resulta imposible de obviar que, a pesar de las rotaciones, muchas veces inexplicables y desorientadoras para el jugador, al equipo se le están haciendo larguísimos los partidos, lo que de alguna forma pone en cuestión la respuesta física general del plantel y la particular de varios futbolistas, que, sin un calendario recargado, acaban con sobrecargas musculares.

No todos los errores son producto de la fatiga, aunque ésta invita a ellos, pero el del Eibar fue el tercer encuentro consecutivo en el que el Zaragoza encajó un gol en los últimos minutos, un dato también altamente preocupante que está convirtiendo en fatales los finales de partido.

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