LAS PALMAS

El tridente que quiere serlo

Vitolo y Sandro Ramírez, cabezas de cartel en verano tan solo han coincidido en el campo junto a Viera 44 minutos. Miguel Ángel Ramírez abrió el lunes la puerta a la esperanza.

Carlos Diaz-Recio

¿Cómo se mide los 525.600 minutos que tiene un año? Se preguntaba Jonathan Larson en su musical Rent. En días con luz —vivía en Nueva York, no en Mogán—, en atardeceres, en medianoches, en tazas de café… y llegaba a la hipótesis de usar el amor como métrica. Era un musical. No la saga de Fast and Furious que mide el año en veces que tienen que pasar por la gasolinera.

Esta forma de medir el año no escondía otra cosa que la intención del autor en darle impulso a la vida. Si Jonathan Larson, se preguntaba cómo medir esos 526.000 minutos y acudía a esos detalles, en el caso de fútbol, lo habitual es acudir a lo factual, goles, asistencias, pases, e incluso llegados el caso, minutos.

Arrancaba esta temporada con la visión de Luis Helguera y Miguel Ángel Ramírez de juntar al que probablemente fuera uno de los mejores tridentes de Segunda, y encima con acento canario. Y lo consiguieron. Retuvieron a Jonathan Viera, y consiguieron las cesiones de Vitolo y el “ok” con la boca chica del Huesca. Sin embargo, la potencia de esa integración no ha llegado a explotar. Solo ha coincidido el trío en cinco convocatorias, dos partidos en el césped. 44 minutos de tiempo reglamentario. Si se usa como KPI de su tridente el tiempo en campo, seguramente, esos 44 de los 2790 minutos que se llevan disputados no colmen de regocijo.

No obstante, no le era ajeno a la comisión deportiva de Las Palmas las circunstancias físicas de las nuevas altas, Vitolo quien venía de disputar cuatro minutos en Getafe en 2022 siempre contó desde el minuto 1 con la paciencia del banquillo “que se recupere bien, que coja todas las sensaciones positivas, porque la temporada es muy larga”, comentaba García Pimienta en la previa ante el Andorra hace quince días. Apoyado además en el buen hacer del equipo.

Al contrario de Vitolo, Sandro si gozó de gran continuidad la pasada campaña. Sin embargo, no consigue dejar atrás los problemas físicos. Con todo, García Pimienta rebaja la presión desde las ruedas de prensa. “Lo conozco bien y sé cómo es y hemos tenido que ir dosificando bastante bien”, avanzaba en la primera vuelta tras su primer parón. Y tras su lesión en la previa frente al Mirandés amplió: “El ritmo y la intensidad que muestra en cada entrenamiento, es un chico que siempre va al cien por cien. [...] Otro jugador con el que tengo confianza plena y que seguro que de aquí a final de temporada será muy importante para nosotros”. Y es que es junto a Viera, es el segundo máximo goleador de 2023, siendo el que luce mejor promedio este año con un tanto cada 72 minutos. El siguiente en la lista, Pejiño, con un gol cada 224.

Así pues, se tuvo que reinventar el plan. Y en espera de la llegada de la potencia de Vitolo y que el físico le dé una tregua al olfato de Sandro, buenos son el ímpetu de Moleiro y las picaduras de Pejiño.

Por tanto, la proyección de minutos hasta el final de temporada de un tridente llamado a marcar las diferencias en Segunda no es muy grande en términos numéricos. Aunque si los rendimientos pasados no garantizan los futuros, también podría ser al contrario.

Siendo además que Miguel Ángel Ramírez adelantó esta misma semana que Vitolo ha vuelto a entrenarse con el grupo. Quien sabe si al final no se va a medir el año del trío en minutos, o en pases, o en goles, sino en los intangibles que mencionaron Viera, Moleiro y García Pimienta que faltaron para ganar al Málaga. En ese impulso que buscaba Jonathan Larson en su obra Rent.

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