El Pucela se hunde un poco más en el diluvio de San Sebastián
El Real Valladolid perdió en Anoeta sin jugar al fútbol y demostrando que tiene una carencia de efectividad que le lleva a estar más cerca del descenso que del ascenso.
El Real Valladolid perdió, también, en Anoeta. Es difícil de explicar la mala racha que acumula un equipo que estaba pensado para pelear por el ascenso directo y, ahora, está más cerca de los puestos de descenso que de pelear por regresar a Primera. No tiene fútbol y tampoco contundencia donde se ganan los partidos, en las áreas.
Porque tan desesperante es ver como Federico o Marcos André fallan ocasiones muy claras hoy como lo poco que necesitan los rivales para marcar a un Real Valladolid al que no se le puede negar la entrega, pero sí el fútbol, sí la contundencia y la falta de acierto de cara a la portería.
Pasando por alto la falta de fútbol, y no es un tema menor, es mucho más grave la falta de gol. Porque por mucho trabajo que le pongas durante la semana, por mucho que confíes en que Latasa va a ser tu goleador, hoy no tuvo ocasiones claras, lo cierto es que el gol o lo tienes o no lo tienes. Y, de momento, no lo tienes. Latasa y Marcos André no son grandes goleadores y la segunda línea no termina de suplir esas carencias.
El Real Valladolid disparó 17 veces en Anoeta y sólo tres tiros fueron entre los tres palos. La falta de puntería es gravísima y como suele decir Almada en fútbol no suman los méritos, sino los goles. Tampoco se explica la facilidad para encajar: no puede ser que todo el equipo se hunda permitiendo el tanto donostiarra con un jugador completamente solo en el punto de penalti...
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Y, luego, está lo de la falta de fútbol pese a tener más posesión. No es ninguna novedad. Ya con Pezzolano se quiso ser más moderno que nadie con un fútbol donde el balón no era necesario que pasara por el centro. Con Almada seguimos para bingo. Se fía todo a la presión y al juego por fuera... Y no sale, no llegan los resultados. Porque como siempre he dicho, jugar bien o mal no es hacerlo más bonito o feo, sino adaptar tu forma de jugar a los futbolistas de los que dispones para sacar resultados. Y eso, de momento, tampoco le sale a Almada, al que sólo le falta salir a rematar.
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