El Molinón disfruta del primer derbi con goles en medio siglo

El fútbol asturiano volvió a ver un derbi con goles. Hay que remontarse más de medio siglo atrás para encontrarse cuatro goles en un duelo astur en Segunda (4-0 en 1970) o algo menos, pero también en los años 70, para encontrar otros cuatro pero en Primera (3-1, en 1976). Se da la circunstancia que todos ellos se dieron en El Molinón, como el actual, y se los llevó el Sporting.

Con contadas camisetas azules en las gradas, El Molinón acabó haciendo la ola y cantó como una sola voz el himno del Sporting hasta que se llegó al final del encuentro. La primera victoria de la temporada para el equipo de Albés no pudo llegar en mejor momento, ante el mejor rival. Los derbis siempre dejan tocado al derrotado y, en este caso, Javier Calleja pasará a ser el cuestionado. La ley del fútbol.

Pocos confiaban en que este nuevo duelo regional acabase con tantos goles, ni mucho menos que pudiera llegar al descanso con ventaja de dos tantos para uno de los dos equipos, habida cuenta de los resultados a lo largo de la historia, en su mayoría apretados. Pero el Sporting disfrutó esta vez de una ventaja que tuvo su origen en la acción polémica del encuentro, que seguro se discutirá mucho tiempo en esta temporada.

Un disparo inicial de Otero, que se marchó desviado sin que se hubiera cumplido el primer minuto, y un remate de Moyano, de cabeza, había sido lo mejor en ataque hasta Orellana Cid se convirtió en protagonista. El colegiado andaluz vio penalti por empujón de David Costas a Gaspar Campos que dejó muchas dudas: primero, por aquello de “si se produjo con la suficiente fuerza como para derribar al adversario”, en unos tiempos en que los árbitros se resisten a sancionar empujones más claros; y, en segundo lugar, se duda si la acción se produce dentro o fuera del área.

El VAR lo estuvo revisando durante algo más de tres minutos hasta corroborar la decisión arbitral. Mientras Rubén Albés no se cansaba de reclamarle al cuarto árbitro la expulsión de Costas, Juan Otero lo ejecutó con acierto y puso al máximo los decibelios en El Molinón.

El Oviedo llevó la iniciativa en ese primer tiempo, pero nunca imponiendo un ritmo que hiciese daño al Sporting. De nada le sirvió una mayor y más clara posesión (63%). Los azules necesitaban una marcha más, que no lograron meter, y acabaron viendo cómo se les ponía el partido muy cuesta arriba de forma definitiva. Un mal despeje de Lucas Ahijado dejó el balón al futbolista con el mejor golpeo en el Sporting y Cote no desaprovechó la ocasión para cruzar el balón al fondo de la red con un zurdazo marca de la casa.

El partido parecía que podía estar resuelto. La segunda se inició con una ensordecedora pitada para Haissem Hassan, con el que se buscó la profundidad que no se tuvo en la primera mitad. Y, casi sin tiempo para que todo el mundo regresase a su asiento llegó el tanto de Ylias Chaira, tras una buena llegada de Alemao hasta la línea de fondo, superando a Olatexea, que acabó con un pase atrás. El partido parecía recobrar vida.

Sin embargo, avanzaron los minutos y el encuentro volvía a encontrarse con un Oviedo dominador, ante un rival que le dio el balón, pero muy espeso en ataque. Y fue cuando apareció Víctor Campuzano por el campo para poner el 3-1 de la tranquilidad para los locales en la primera acción que pasó por sus botas. El delantero barcelonés condujo el balón muchos metros, los que le concedió David Costas, y colocó un zurdazo en la escuadra, inalcanzable para Aarón.

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