El Mirandés recoge su premio al final

Un Mirandés de menos a más, que metió el miedo en el cuerpo al Oviedo durante toda la tarde, recogió el fruto a su insistencia en la segunda mitad con un tanto de Gabri a 3 minutos de final que le insufla aire a Lisci y deja el día torcido a un Tartiere que se engalanó como en los grandes momentos. El 1-1, por cómo se dio, dejó mucho mejor sabor de boca en el bando visitante.

Desde el primer momento, Oviedo y Mirandés mostraron sus armas. No se escondieron nada. Los azules querían atacar con la pelota mientras que los de Anduva cerraban filas en las inmediaciones de su área. Allí plantaron el campamento base y esa acumulación de futbolistas detrás del balón se le complicó sobre manera a un Oviedo algo lento en las transiciones.

Lo intentó Moyano desde la frontal y Masca en uno de los pocos desmarques al espacio de la primera mitad, pero Ramón Juan vivió bastante tranquilo durante la primera parte. A los 27 minutos, una pésima noticia para el Oviedo: Luismi, lágrimas en los ojos, dejaba el campo lesionado. Le suplió Jimmy. La sensación es que lo del andaluz no era un asunto menor.

Tampoco ese detalle pareció ayudar al ánimo de un Oviedo empujado por su gente, ambiente espectacular, aunque con pocas ideas con la pelota.

Necesitaba el equipo de Carrión un destello, algo que se escapara del guion aburrido, y llegó a poco del descanso, a los 42 minutos. Bretones, convertido en extremo zurdo casi todo el tiempo, condujo hacia dentro y sacó un envío preciso con la derecha que Seoane prolongó de cabeza para batir a Ramón Juan y sacar al Tartiere de su estado de nervios. El gol premiaba la única acción que se había escapado del tono más plano de toda la primera mitad.

Salió más adelante el Mirandés en el segundo acto y empezó a acercarse al área de Román, que intervino con problemas a un remate de La Gumina. Masca pudo aumentar la ventaja pero le faltó definir con más precisión. Tan solo habían pasado 10 minutos pero quedaba claro que el partido había cambiado.

Fue la versión más nerviosa de un Oviedo irreconocible que estuvo incluso cerca de meterse un gol en su propia meta, pero Román actuó con celeridad para despejar el peligroso pase de Luengo. Intentó serenar las cosas Carrión tirando de Paulino y Dubasin, pero ni así funcionó. El golpe visitante llegó a 3 minutos del final, en una contra perfectamente llevada que culminó Gabri ya en el área.

Le quedó poco margen de reacción al Oviedo, que al menos lo intentó con varios córners y disparos lejanos, ninguno con suerte. El partido había castigado a un Oviedo menos valiente que de costumbre y había servido para darle más vida a Lisci en Miranda.