El Málaga se hunde sin remedio y la grada vuelve a pedir cabezas

El Málaga se hunde. Ha llegado a un punto donde, haga lo que haga todo le sale rana. Todo le sale mal a este moribundo y desafortunado colectivo. Errores, nervios, desaciertos y sin calidad. Falta de calidad. Lo de este encuentro es un descenso anticipado y el resto apunta a desesperante agonía. Y encima tuvo suerte porque el Burgos, con su fútbol de laboratorio y solidario pudo y debió llevarse los tres puntos. Grano a grano y tacita a tacita suma, sigue y sueña con conseguir mucho más que la permanencia. El Málaga no está muerto. Pero casi.

El equipo de Mel sale revolucionado y con tensión y susto. A los 3′ N’Diaye impide el gol de Elgezabal tras un balón peinado por Bermejo. Poco después el senegalés reclama como penalti un posible agarrón de Grego Sierra que el colegiado, González Francés, no tiene en cuenta. A los 15 Lago Junior dispara y detiene Caro.

Los blanquiazules empujan, centran fuerzan saques de esquina… el Burgos se defiende sin agobios para su portero. Es un equipo de autor muy bien trabajado por Julián Calero con jugadas de estrategia tan interesantes como complicadas de descifrar para un oponente. No crean muchas ocasiones, pero las que obtienen son de calidad. El Málaga juega con más buenas intenciones que eficacia.

A los 37 Matos entra por el pasillo que deja Delmás y asiste a Raúl Navarro quien, sin oposición y llegando desde segunda línea resuelve fatal una buena opción. La táctica del baloncesto tradicional: defensa y contragolpe.

En pleno desierto el Málaga halla el camino en un momento inesperado. Febas recupera un balón que parecía fácil para Atienza. Chavarría que asiste a Rubén. El canario asiste a Febas que llega en carrera. Despeje de Elgezabal y el cuero llega a Lago Junior quien de ajustado disparo mordido pone el 1-0 que hace estallar de júbilo a La Rosaleda. Poco después se llega al intermedio con el balance de dos tiros a puerta y un gol.

Los castellano resetearon algunos aspectos tras la reanudación incrustando al atacante marroquí Mourad en lugar de Juan Hernández. Cargando su ofensiva en los laterales Areso y Matos, de buena vocación ofensiva, los del Plantío cogen bola y adelantan líneas para adueñarse del juego ofensivo. Esto explica el 1-1. Javi Jiménez fuera de sitio, Juande que no tapa el centro de Areso y Bermejo anota a placer porque nadie se lo impide. 1-1 y de nuevo la grada acongojada.

La nueva vuelta a la tortilla provoca un cambio radical que decreta Mel. Gallar. Luis Muñoz y el veloz Appiah por Chavarría, Fran Villalba y el gafado N’Diaye. Como nada se resolvía, Mel recurría a Fran Sol y el sobrevalorado Loren sacrificando a un Rubén Castro que volvía a marcharse a la caseta con cero remates.

Superado, deprimido e impotente, el Málaga pone la alfombra roja a su oponente y la chispa a la grada para mostrar su enfado con los gritos de siempre pidiendo la dimisión del sufrido yu desacertado dimisión deportivo Manolo Gaspar. El Málaga es un cadáver y el descenso a Primera RFEF parece irremediable salvo milagro. Por su parte el Burgos sigue creciendo. Se lo merece tras sus años de sufrimiento y navegación contra corriente.