El mal inicio salpica al proyecto
El Leganés se zarandea en un comienzo de curso muy alejado de las elevadas exigencias que se colocaron al equipo. Las dudas se dispara en todas direcciones: banquillo, plantilla, palco…
El Leganés es un proyecto sumido en dudas. Cosas de un mal inicio. Los pepineros lucen números oscuros en este comienzo de temporada. La retahíla de datos es amplia, pero varios resumen la desazón pepinera: el peor inicio local en Segunda (2 puntos de 12 posibles) y el segundo peor en la categoría desde el retorno al fútbol profesional en 2014 con 7 puntos de 21 posibles. El equipo está a sólo uno del descenso. Socabón para empezar. No es un drama, pero podría serlo.
Más si se tiene en cuenta que este proyecto nació con ínfulas de ascenso obligatorio tras caer de Primera. “Ahora el objetivo claro es regresar a Primera División lo antes posible. Y nuestras mejores opciones son esta temporada, porque vamos a tener recursos, una plantilla con buenos jugadores. Vamos a construir sobre eso. Tenemos nuevo líder en la dirección deportiva. Yo tengo toda la ilusión de que lo vamos a hacer”, insistió el presidente, Jeff Luhnow, en la rueda de prensa de balance del curso anterior y preparación del próximo. Una temporada, la 24-25, que la inició deslizando el deseo de estar jugando Europa para 2029. Lo repitió en alguna que otra ocasión. La exigencia es evidente.
Una plantilla para más
Un listón que, ya con el descenso, vino a ser insistido por Andrés Pardo, director deportivo, quien evaluó la actual plantilla y el mercado pepinero con “un 11 sobre 10”. El propio Pardo intentó matizar más tarde en As sus palabras afirmando que se buscaba “la máxima exigencia” con la “máxima cautela”. Pero aún así, no se desdijo: “Yo no voy a condicionar la nota de esta plantilla a que en mayo o en junio consigamos los objetivos”.
Más leña al fuego de la presión al que añadir el mayor límite salarial de la categoría (14,773 millones de euros) y el segundo mayor gasto en fichajes en su historia en Segunda (casi tres millones de euros). Pese a ello, el rendimiento está siendo malo. Y las miradas se diversifican en varias direcciones.
Mirada al banquillo
La más directa es la del banquillo. La afición ya cuestiona a Paco López. El club no. Consultado por AS, en Butarque lo respaldan sin dudas. Sin fisuras. Al menos por ahora. Ocurre que, tras caer contra el Castellón (0-1), Butarque estalló en pitos. Durante el partido algunos señalaron decisiones del técnico valenciano., como algunos de los cambios. El de quitar a un gris Juan Cruz fue el más criticado. También hay runrún por sus alineaciones con exceso de ataque (suma dos jornadas ubicando a cinco atacantes), falta de medios o decisiones controvertidas, como reconvertir a Duk, su delantero más en forma, a carrilero derecho.
Claro que algunas de sus decisiones no son aisladas. Están condicionadas por sus circunstancias. Y tienen que ver con la arquitectura de una plantilla también cuestionada en su elaboración no sólo por los nombres (que también), sino por la configuración. En defensa la salida de Javi Hernández no fue cubierta con ningún zaguero, lo que dejó al equipo mermado en número ante el riesgo de sanciones o lesiones, como le viene pasando en las últimas tres jornadas. La consecuencia es que el técnico debe tirar de imaginación. Y ahí, por ahora, no le terminan de sonreír los resultados.
Rendimiento de la plantilla
Tampoco están dando resultados algunos de los fichajes que más ruido hicieron en verano. Pauwels, el más caro (1,3 millones se invirtieron en su contratación), apenas ha disputado 83 minutos en cuatro partidos de siete jornadas. Del resto, Pulido, Figueredo, Plano o Rubén Peña se están viendo acosados por las lesiones.
Ignasi Miquel, Melero o Millán no están -por ahora- dando el nivel mientras Andrés Campos permanece prácticamente inédito. Diawara y Marvel son la excepción por ahora a este panorama en el que los que han permanecido en la plantilla tampoco están desatascando el enredo.
Salvo Duk, Cissé y Juan Soriano, el nivel de los referentes que quedaron de Primera es escaso, con Miguel, Diego, o Jorge Sáenz lejos de lo esperado. Mención aparte merece Juan Cruz, reforzado tras su culebrón del verano, pero varios peldaños por debajo del rendimiento que dio tanto en Segunda, como en Primera luciendo la camiseta pepinera.
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