El Espanyol se encomienda a Braithwaite y al sufrimiento

El Espanyol vence, pero para nada convence. El bloque perico superó al Villarreal B gracias a un doblete de Braithwaite en los primeros 32 minutos y después fue de capa caída. Un claro ejemplo de doctor Jekyll y mister Hyde llevado a un equipo de fútbol. En la primera parte apuntaba a festival blanquiazul y, en la segunda, todo pudo acabar en drama. Forés, con el 2-1, puso nerviosismo a un duelo que, pese a todo, sirve para asentar a los blanquiazules en la zona de playoff y, a la espera de lo que haga, a partir de las 21:00, el Racing de Ferrol ante el Oviedo, a un punto del ascenso directo. Sin duda, la mejor noticia para un Espanyol que tiene mucho margen de mejora.

Ramis, eso sí, respira con fuerza. El ambiente en el Stage Front Stadium antes del partido fue, sin duda, de calma tensa. Las cinco jornadas sin ganar pesaban demasiado en la mochila del Espanyol, aunque ver a Briathwaite con chispa y a Pol Lozano y Aguado erigirse en dueños de la medular fue el empujón que necesitaba la afición. Y, claro, si en el minuto 17 ya te pones por delante en el marcador te sientes liberado. Braithwaite se fabricó una gran acción, con un buen regate a Íñiguez, y su tiro sorprendió a Morro. En la celebración, el danés se abrazó con los aficionados de la grada de animación, lo nunca visto, y fue un claro mensaje de perdón por su espantada veraniega. A base de goles se está ganando el cariño y el perdón, sin duda.

El 1-0 dio vida a los pericos y pasó toda la presión a un Villarreal B excesivamente contemplativo. El filial no lograba trenzar buenas acciones ni encontrar a Pascual y Forés. El Espanyol siguió a lo suyo, sin practicar un juego demasiado vistoso, pero sí efectivo y vertical y, en el minuto 30′, llegó el 2-0. Levantó polémica porque fue por una entrada de Espigares sobre Pere Milla. La acción dejó muchas dudas, pero ninguna para el colegiado. El VAR tampoco se opuso a su decisión. Braithwaite, voraz, negoció con Puado y Aguado por lanzar la pena máxima y ganó. Él plantó el balón, engañó a Morro y colocó el 2-0 en el marcador. El duelo, a ese ritmo, iba para festival blanquiazul porque, en el 36′ Braithwaite, de falta, estuvo a punto de firmar el 3-0 y su hat-trick, pero Morro lo evitó. Y claro, uno de los lemas del Espanyol reza que “somos el Espanyol y esta es nuestra vida”. La del sufrimiento parece. Forés, con el 2-1, en el minuto 38 se lo recordó a la afición perica. Lo mejor fue que los de Ramis supieron templar los nervios y llegaron al descanso intactos.

La segunda mitad se inició con un Espanyol tan dubitativo como desacertado. Costó encontrar al compañero desmarcado y la precisión no era la misma que en los primeros 45 minutos. Miguel Álvarez lo leyó rápido para su Villarreal B y la presión alta pudo dar sus frutos en el minuto 58. Pacheco falló en la salida de balón y se quedó en susto porque Forés y Collado no estuvieron acertados. Tras ello se entró en una fase de descontrol y lo más notorio fue el gol anulado a Braithwaite en el 61′. Puado remató al larguero y el rechace lo recogió, y marcó, el danés, pero estaba en fuera de juego. Eso sí, el VAR tardó dos minutos y medio en confirmarlo.

Cada minuto próximo al final del duelo era un suplicio para los blanquiazules y la afición, pese a ver que su equipo se colgaba del palo y perdía toda la valentía, empezó a remar a favor. Sí que hubo algunos silbidos, especialmente tras una clara ocasión de Del Moral, pero aguantó hasta el final para no poner más piedras en las botas de unos jugadores a los que se vio atenazados. La muestra, las dos claras ocasiones de gol que falló Braithwaite al final para sentenciar. El triunfo calma, pero no desahoga

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