El Córdoba obtiene premio a su valentía y conquista el Tartiere

El Córdoba obtuvo premio a la valentía de su técnico, Iván Ania, y el Oviedo fue presa de sus errores para dar como resultado un atractivo 2-3 que tuvo de todo: goles, emoción, altibajos y un arbitraje superado por los acontecimientos. Pero el resultado fue justo: ganó el que menos regaló en el partido.

El choque se inició con claro color visitante, con un Córdoba mucho más enchufado y con un planteamiento valiente de Iván Ania, con la defensa adelantada y sin dejar pensar a la medular carbayona, sin Santi Cazorla, tocado, en esta ocasión.

Todo sonrío a los visitantes desde el principio, por delante en el marcador desde el minuto 5, cuando Mendes desbordó en su banda y sirvió para que anotara Obolskii. Y aumentó la sensación de superioridad cordobesa a los 21, con un remate de Martínez imponente que se coló junto a la escuadra derecha de Aarón.

Le costó un mundo al Oviedo meterle mano a un Córdoba bien plantado, con personalidad además para salir a apretar e incomodar a un equipo azul desubicado, sorprendido quizás con el estilo del rival. Pero encontró un atajo Calleja en la pizarra. Centró una falta Colombatto y Luengo, libre, mandó a la red.

Entró el choque entonces en una fase caótica, aderezada la sensación por un añadido de 9 minutos y un colegiado que pareció sobrepasado por el ambiente. Hassan pudo igualar en un mano a mano que estropeó, pero el que dio de nuevo fue el Córdoba. Montó una contra perfecta ante la pasividad azul y Zidane acertó con la cabeza, en otro tanto certificado por el VAR ante las dudas de Mallo Fernández.

Quien esperara una segunda mitad más tranquila no tardaría en salir de su error. Porque Alemao y Pomares, por el Oviedo, y Mendes e Isma, por el Córdoba, rondaron el gol nada más salir. Acertarían los de Calleja esta vez. Servicio en largo de Colombatoo y genial definición de Chaira. El Tartiere ya se encendió por completo.

Y pudo igualar el cojunto azul en el arreón que siguió a su gol pero ni Chaira, cediendo a un forzado Alemao, ni Paraschiv, último recurso ofensivo de Calleja, encontraron el premio. Supo el Córdoba serenar el partido en el último cuarto de hora, en el que apenas llegaron las ocasiones de los de Calleja, que solo entonces parecieron entender que la montaña de la remontada se había hecho demasiado empinada.