Conde no se toca… por ahora

Cuando la Plaza Mayor de Leganés restalló entera en un mismo cántico, hubo miradas que se cruzaron en busca de explicación. “¡Diego quédate, Diego quédate, Diego quédate!”, pedía buena parte del respetable que festejaba el ascenso pepinero a Primera mientras Dani Jiménez, maestro de ceremonias a lo Pepe Reina, lo repetía micro en mano mirando al que había sido su competencia y, a la vez, compañero de travesía en el desierto.

Diego Conde, tímido y acicalado como siempre, miraba al público con una sonrisa entre el reconocimiento y la picaresca. Es lo que tiene haber sido uno de los mejores jugadores en la histórica temporada blanquiazul, ésa que lo coloca en un escaparate del que no se mueve… por ahora.

Ambición de Primeras

Porque Diego Conde tiene contrato en vigor. Cuando hace un año Txema Indias, director deportivo del Leganés, lo convenció para retornar a Butarque, lo hizo a cambio de firmar por dos temporadas. No fue sencillo. A última hora el Oviedo, el otro equipo que más apretó por sus servicios, le puso más dinero encima de la mesa. Pero Diego le había dado su palabra a Txema, que ya le había firmado para la 20-21, aunque entonces no jugó, y la cumplió. También lo hizo en sala de prensa.

“El objetivo del Leganés no puede ser otro que volver a Primera”, dijo en su puesta de largo en un mensaje ambicioso que chirriaba con el discurso prudente que mandó al sur de la capital desde el principio de curso. El de los 50 puntos, la salvación y poco más.

“Estuvisteis en la rueda de prensa y ya sabéis quién fue el primero que dijo que el Leganés volvería a Primera. Yo ya he estado aquí, sé de la grandeza de este club y sabía que algo grande se iba a formar aquí. Campeones de Liga, ascenso, Zamora, me caso este verano… seguramente sea el mejor año de mi vida. No le puedo pedir más a la vida. Estoy en una nube”, decía a As el guardameta poco después de subir a la élite tras una campaña que ha atraído la mirada de equipos de superior categoría.

Mensaje de calma

Diego es consciente, pero se centra en el Leganés… sabiendo que nunca se puede decir de esta agua no beberé. “Ahora toca celebrar. Tengo contrato. Soy feliz aquí. Lo que tenga que ser, será. Ahora lo que toca es celebrar y descansar”, insistía en un mensaje que su entorno comparte, especialmente para tranquilizar a mentes inquietas al sur de la capital. En la cabeza del arquero no está salir de Leganés, pero también se sabe que su gran temporada puede invitar alguna oferta que pueda tentarle al adiós. En el Leganés también son conscientes de que este escenario potencial es factible. Pero, mientras tanto, como no se ha producido, el mensaje entre todas las partes implicadas es el mismo. Calma. Diego se queda.

Y mientras tanto, disfruta de sus vacaciones y la preparación de su boda. El 29 de junio se casa en un evento que lo tiene obsesionado. “Son felicidades diferentes. Esto es lo más grande que me ha pasado. Es mi sueño con un club tan grande al que quiero tanto como el Leganés. ¿Mi boda? Ese será el día más especial de mi vida, con la mujer que amo, la madre del que considero casi mi hijo. Son dos momentos inigualables. No me cabe la felicidad en el pecho”, admite.

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