Cissé arropa al Leganés en playoff

Seydouba Cissé fue uno de los tres Reyes Magos pepineros que lucieron en el bus descapotable que el Leganés paseó por la Cabalgata del jueves. Vaticinio del regalo que el guineano dio a los suyos ya en el día de la Epifanía con el gol de cabeza que tumbó al Lugo, prolongó la racha invicta de los pepineros a once jornadas y, de paso, les hizo dormir en playoff 586 días después. Desde la última fecha de la 20-21 el Lega no pisaba zona noble. Increíble visto el arranque lúgubre de temporada para los madrileños, que en la jornada 9 eran colistas con sólo 4 puntos. Ahora acumulan 33. El Lugo sigue imantado al pozo y disipa el efecto Fran Justo.

Se zambulló la primera parte en la nadería más absoluta. Dadaísmo hecho fútbol. La pelota era del Lega como posesión indebida. Porque su uso fue limitado. Plano. Vaivén sin profundidad ante el que el Lugo danzaba feliz. Todo pese a que el barroquismo de Arnáiz, el ímpetu de Cissé o la osadía de Nyom parecían querer algo más. Pero el balón no respondía al impulso. Y si lo hacía, ahí estaba la muralla de Lugo disfrazada de defensa negra azabache para frenarlos. Clavería, por cierto, lo hizo rozando la roja. Su entrada al mismo Arnáiz acabó sólo en amarilla. Resultado del cóctel: un tostón.

Ejercicio de sufrimiento alrededor del esférico que sólo sobrevivió por pulmones. Los de Arcediano Monescillo, el árbitro. Su afán de pitar cualquier cosa fue esperanza para el público congelado que inauguró año y temporada invernal entre mantas y bostezos. Pero ahí estaba él, castellanomanchego valiente para silbar con fuerza alrededor de las áreas todo aquello que oliera a peligro. Contacto. Falta. Contacto. Falta. Y así durante un buen rato. La esperanza era un sonido. Con él se fabricaron las únicas ocasiones decentes (remate de Nyom a ejecución de Pardo, lanzamiento directo de Moyano) hasta que Raba (45′+2′) eyectó un zapatazo en la frontal que, ajustado al palo derecho, arrancó escarcha de las bocas locales. El ¡Uy! rasgó la atmósfera, compensó el trago e inauguró el descanso. Había esperanza para la segunda mitad, aunque la primera se cerrara sin un remate entre palos.

Los que llegaron tras la reanudación se los inventó la grada de animación. En medio del frío, Butarque se vino arriba por sus chicos del fondo. La comunión funcionó como boca y peta zeta: explosión divertida, eso sí, de nuevo anclada en el balón parado. Varios córners cargados de TNT acabaron en el 1-0 cuando Arnáiz aprovechó uno de los saques para lanzar en la frontal un remate potente al palo. Whalley la salvó por poco, pero no pudo con el rechace, que, pillo, lo cabeceó Cissé (56′). Inauguró el internacional guineano el tiempo del asedio. Pepinero al Lugo, se entiende.

Marejada de buenas intenciones que tuvo en un remate seco de Raba (paradón de Whalley) la mejor oportunidad para ampliar la ventaja. Pero desde entonces (62′), la marea fue gallega que como chapapote negro se enredó en las piernas del Leganés hasta asustar a la parroquia local y rondar el empate, eso sí, más por acercamientos que por remates. Epílogo de tensión que tuvo sainete VAR (Loureiro fue expulsado, pero la tecnología desdijo la roja) para un partido que eyecta al Leganés a territorio desconocido desde hace año y medio. El playoff fue magnífico regalo de Reyes.