Calero y Calleja dan por bueno el empate

Mucho respeto. Tanto, que Calero y Calleja dieron por bueno el reparto de puntos en el regreso del técnico madrileño al Ciutat de València. Calero vendió el escenario como un contraste de estilos y, mientras el Levante empezó el partido con más voluntad y alguna ocasión clara, el Oviedo se fue llevando el encuentro a su terreno. Los locales, que venían practicando un estilo frenético, cargado de ocasiones, se diluyeron en el fútbol pausado de Calleja pese a acumular las opciones más claras. El empate deja al Levante sin liderato y al Oviedo, a tiro de la parte alta.

El Levante arrancó el encuentro con puño de mando, tratando de imponer su idea de ida y vuelta por encima del fútbol control de Calleja. En el primer cuarto de hora, con Rahim amonestado, encontró una autovía por la derecha por la que meterle mano al rival, especialmente con las cabalgadas de Andrés García desde el lateral. Es por ello que Calleja puso a calentar a Pomares, por si las moscas. Sin embargo, más allá de una primera acción clarísima de Morales en el arranque, al que se le pasó el balón por debajo de las piernas en boca de gol tras una adentrada de Pablo Martínez en los primeros compases, mucho ruido y pocas nueces.

Superado la media hora, y tras una curiosa pausa por hidratación en pleno mes de octubre, fue el Oviedo el que comenzó a tomar la iniciativa del encuentro, llevando el partido a su terreno, favorecido por el trío formado por Colombatto, Seoane y Cazorla en el centro del campo, mientras el Levante se iba diluyendo buscando con insistencia la espalda de la delantada defensa carbayona, que comenzaba a ganar metros sobre el campo. A raíz de ese cambio de tendencia, los de Calleja comenzaron a asomarse con más asiduidad por el área granota; pese a ello, los intentos llegaban desde la frontal, con disparos lejanos de Moyano y Seoane, que se marcharon alto. También Alemao lo intentó caracoleando dentro del área, pero su disparo se topó con una maraña de piernas de medias azulgranas.

Tras el paso por vestuarios, y con el esperado cambio de Rahim, el Levante volvió a entrar más decidido y volvió a tener una opción de las claras, tras una carrera de Morales a cuyo centro no acabó de conectar Brugué dentro del área probando el recurso del tacón. Cuando Cazorla comenzó a bajar, ya con el depósito de gasolina limitado a sus casi 40 años, el Oviedo se resintió. Con el cambio del internacional, eso sí, perdió fútbol pero ganó piernas y sus ataques comenzaron a ser más verticales. Un escenario, con el campo más abierto, en el que las virtudes de Ilyas Chaira brillan más, acumulando un par de ocasiones hasta su cambio por Hassan. Con el partido venido a menos, y ambos conjuntos dando el empate por bueno, el partido se convirtió en un campo de pruebas en las que Fabrício tuvo sus primeros minutos de la temporada tras superar su lesión muscular que sufrió a principios de agosto y que le había dejado en blanco hasta el momento. Al brasileño se le vio timorato en la arrancada después del inicio de Liga en el dique seco, aunque tuvo algún chispazo. En ese contexto, tan solo el pundonor del canterano Espí despertó la ilusión en la grada.

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