Butarque es un pozo sin fondo

El Leganés cayó ante el Oviedo en un partido infame que se llevó el único conjunto que decidió quitarse la careta del sopor y apretar algo los dientes para lograr el triunfo. Sin fútbol, pero con arrestos. Suficiente. Los pepineros encadenan por segunda vez tres derrotas consecutivas (la primera fue en el estreno de este curso) para prolongar hasta el infinito su nefasta racha de resultados, ésa que le ha hecho sumar apenas siete puntos de los últimos 30 posibles, ninguno de los últimos nueve. El gol de Luismi de cabeza a centro de Lucas deja al Lega en una UVI de sensaciones y coloca a los suyos a sólo un punto de los pepineros. La alerta roja de Butarque es ya ensordecedora y aturde a un Idiakez superado por su gestión del equipo y muy señalado en esta racha.

Las tradiciones están para cumplirlas. Butarque ha hecho de su plantación de bostezos una costumbre al descanso. Sin tostón, no hay partido. Agujero negro de fútbol que explica, en parte, el bajón de este Leganés acostumbrado a hacer últimamente los encuentros tan largos como eternos al espectador. De latido lento y juego insoportable. Masticar chinchetas es mucho más emocionante. Oviedo no fue una excepción. Fue un aliado. Cervera es técnico almidonado que hace de sus conjuntos atalayas donde el juego conservador es ley casi sagrada. Así, no hubo forma. La parroquia soportó mucho. Cuarenta minutos hasta que restalló en indignación de silbidos viendo que los suyos ni apretaban, excepción hecha de Miramón y Cissé, amebas de la dignidad en medio del paramó que fue el primer acto.

Idiakez, petrificado

Sólo el tramo final precisamente ofreció algo de vida. Relato corto como mínimo electroshock que comenzó con un gol bien anulado a Borja Bastón por fuera de juego (36′). Un balón interior que dejó vendida a una defensa atascada en entregas feas. Era el primer ataque de los visitantes. Y acabó en gol. Anulado, pero gol. Ahí se indignó el público a lomos de cuya ira cabalgó el Lega en dos minutos de pólvora impotente. Juan Muñoz mandó al palo un córner en el 43′ y Miramón forzó un buen paradón de Braat a remate con la zurda. El aragonés acabó empotrado en el lateral zurdo por la lesión de Franquesa. Idiakez, que de nuevo dejó sin agitar su once para apostar por los de siempre, lo suplió por Fede Vico.

Al guipuzcoano también se le petrificó la pizarra para mover un banquillo que calentaba con pálpito de balas oxidadas, en la recámara para nada. Sólo el desmayo de una aficionada en la grada (el partido se paró allá por el 58′) supuso excepción al abuso de paciencia con el que ambos equipos torturaron a la hinchada. Al menos en la segunda parte las mejores fueron de un Oviedo que tiró por primera vez (y no entre palos) en el 58′. Viti también rozó el gol en el 71′. Migajas para el paladar de un partido que armisticio cantado que deshizo el casco de Luismi. Su remate de cabeza a centro de Lucas zambulló a Butarque en la indignación, que despidió a los suyos con una lluvia de pitidos como hace tiempo que no se recuerda.