Butarque es resiliencia extrema

Butarque festejó su 25º aniversario en un carnaval de resistencia. Contra Las Palmas. Contra el arbitraje. Los de Idiakez jugaron 76′ con uno menos por roja a Juan Muñoz. Y pese a la superioridad numérica y su excelsa inercia lejos de casa (los de García Pimienta sólo han perdido un partido de visitante), no supieron los canarios aprovechar la ventaja, ya no para ganar el partido, sino si quiera para asediar a su voluntarioso rival, desesperado en las decisiones de los colegiados. A esa expulsión, tercera consecutiva en tres jornadas, se sumó la corrección de la roja a Viera que Milla Alvéndiz si vio, pero Sagués Oskoz, de mal recuerdo al sur de la capital, corrigió. El Lega no cae en casa desde el 2 de octubre. Las Palmas sigue sin asaltar Butarque tras 18 años desde su último triunfo.

Al partido le duró la normalidad un cuarto de hora. El tiempo que tardó Juan Muñoz en emular a De Jong y su patada a Xabi Alonso en la final del Mundial de 2010. El delantero estampó sus tacos en el pecho de Valles cuando buscaba una bola imposible en saque de falta. No fue voluntaria. La mirada iba cosida al cuero en busca del gol desesperado de quien se sabe presionado por el debate con Karrikaburu, de nuevo suplente en la empecinada pizarra de Idiakez. Y ya van cinco duelos seguidos. Pero la acción era clara. Casi pornográfica. Roja de libro.

Resistencia infinita

La tercera consecutiva que ajusticia a un Leganés gafado con las expulsiones directas. Seis esta temporada son lastre innombrable. Una condena de playoff. Y eso que para entonces el viento soplaba a favor de los pepineros. Ambientazo en las gradas (fue récord de asistencia de Butarque en Segunda) y tensión en el verde. El arranque fue frenético, con los pepineros butroneando al espacio que es esa valentía con la que Las Palmas adelanta siempre sus líneas. Arnáiz tuvo la primera cuando no se habían superado los 60 segundos. Juan Muñoz, la más clara en el 8′. Un balón largo de Jorge Sáenz lo dejó mano a mano ante el portero al que luego trinchó con la bota. Remató al muñeco. No era su tarde.

La expulsión tampoco envalentonó a Las Palmas, aferrado a su juego de posesión (se fue al descanso con un 71%) para macerar la pelota y las ocasiones, confiado en que su momento llegaría. Pero no llegó. Apenas tres ocasiones tímidas de Curbelo (26′), Viera (39′) y sobre todo Pejiño (43′) fueron intentonas tibias frente a un Leganés que hormigonó su media (Miramón pasó del carril al interior) y se atrevió con alguna nueva intentona clara. Arnáiz (45′+2′) tuvo un mano a mano antes del show de Sagués Oskoz. El árbitro VAR, de mal recuerdo para este Leganés, decidió intervenir y corregir a Milla Alvéndiz, que vio en un manotazo de Jonathan Viera agresión a Raba. La roja al canario quedó en amarilla por revisión. Butarque hervía en indignación.

Nervios sin ocasiones

No fue la tensión ambiental contagiosa en el verde tras una reanudación de pulsaciones bajas. Las Palmas dominaba con escaso ánimo doloso, demasiado convencido quizá de que llegaría el gol por el peso de una inercia agitada desde el banquillo. García Pimienta gastó cuatro cambios ya en el 63′, con Sandro y Loren como revulsivos de quilates. El técnico fue desplegando artillería, pero sin bombardear la meta de un Riesgo tranquilo, atrincherado tras la buena cota de malla de sus compañeros. E incluso se permitió el Leganés algún acercamiento de peligro fruto de un despliegue excelso. Y si no llegaban los pulmones, Butarque ponía el último aliento. También el grito en el aire. En el 85′ reclamó roja por una falta a Arnáiz que ni se señaló como falta. Enésimo lío para una convulsionada efeméride. Butarque y un cuarto de siglo de fortín.