Butarque abre al Leganés las puertas del cielo de Primera

El cielo es blanquiazul. El astronómico. También el deportivo. Hasta ahí arriba eyectó el Leganés su temporada para ganar al Elche con sobrada solvencia y ascender luciendo hechuras de campeón en meteórica trayectoria: 32 jornadas en ascenso directo, 29 de líder y de ellas, 26 de forma consecutiva. Canonización inesperada para un proyecto que quería sólo sobrevivir en la categoría. Al final la acaudilló. Es la historia de una gesta mayúscula para retornar al Olimpo del que los blanquiazules fueron exiliados hace cuatro años. El Leganés vuelve a ser de Primera.

En verdad no empezó el partido con la redonda pastando por el césped de Butarque. El duelo lo descorchó mucho antes la ciudad entera con una jornada previa de vigilia entre el júbilo y el miedo. Noche de sueños en desvelo. Demasiado vértigo al fracaso. Por eso el recibimiento al Leganés fue caviar del apoyo. Fuera del estadio. En sus tripas. Cuando la bola comenzó a rodar, la Avenida de Los Once Leones rugió de alivio. Por fin.

Restallido quita tensiones que maceró rápido en el guion perfecto. Apenas diez minutos bastaron. Los que separaron el inicio del misilazo de Miguel. Su decimotercer tanto del curso. El cuarto en las últimas cinco jornadas en las que se ha disfrazado de pepinero héroe canalla, mezcla de talento y calle. Puro ADN blanquiazul. La felicidad que descorchó fue intermedio del sesteo.

El Elche ejerció de digno enemigo para controlar el partido y asustar a un enemigo que en medio de la zozobra, lanzó su segundo zarpazo, de nuevo a lomos de ese purasangre que es Miguel. Su cabalgada hacia la eternidad fue regalo que Cissé mancomunó en la zurda de Juan Cruz. El 2-0. Un ascenso al descanso (la segunda mitad fue un homenaje) y sin depender de ningún transistor maldito.

El único partido al que necesitaba mirar los de Borja Jiménez era el de un Valladolid que con su pinchazo en Tenerife hacía campeón al Leganés. La primera vez en la historia para los madrileños y con los mismos puntos que el primer ascenso a Primera, aquel que comandó en el banquillo Asier Garitano. El de Bergara se despidió de los chicharreros regalando a sus ex la alfombra roja para el campeonato. De nuevo el guion perfecto. De nuevo los astros alineados. El cielo, definitivamente, es blanquiazul.

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