LEGANÉS

Borja Jiménez explota con el Leganés su pizarra versátil

El entrenador pepinero ya ha usado hasta cinco sistemas distintos. Frente al Espanyol estrenó los tres centrales. La sorpresa en el once, una de sus armas.

JOAN M. BASCUDIARIO AS

La pizarra de Borja Jiménez en el Leganés es objeto mutante que modifica su estructura sin previo aviso, casi como una alteración que, en sí misma, se ejecuta a modo de arma blanquiazul para despistar al rival y, al mismo tiempo, potenciar las virtudes de este equipo líder en la categoría. En lo que llevamos de temporada, el preparador ha lucido hasta cinco sistemas distintos de inicio. A saber: 4-1-4-1, 4-3-3, 4-2-3-1, 4-4-2 y 5-4-1. Todos con distintas variantes en su puesta en marcha que ha hecho de sus onces, alineaciones imprevisibles y, por ende, doblemente eficaces.

El mejor ejemplo de esta ductilidad en lo táctico se vio en Cornellá, ante el Espanyol, en un partido en el que el Leganés se estrenó con defensa de tres centrales por primera vez en todo el curso. Paradójicamente, fue quizá el mejor partido de los pepineros en todo el campeonato, un plan que se ejecutó a la perfección y para dejar sin argumentos a uno de los mejores equipos de la categoría. Sucede que, además, este volantazo se produjo después de que los últimos encuentros ante Racing de Santander, Burgos, Oviedo y Amorebieta siguieran patrones similares: un 4-3-3 o un 4-4-2 con fuertes trazos ofensivos.

Cambios por los rivales

De hecho, ante el Amorebieta (6-0), el Leganés salió con cuatro hombres que pueden considerarse de ataque. A saber: Miguel de la Fuente, Diego García, Djouahra y Raba. Estos dos últimos, echados a los costados para completar la medular, pero que en otros esquemas se han desplegado como extremos o incluso segundos delanteros. ¿Supuso el cambio ante el Espanyol un giro defensivo? Sí y no. Porque al Leganés apenas le tiraron a puerta (sólo tres ocasiones destacadas), pero también se desplegó como un equipo valiente hacia la meta de Pacheco.

“Sabíamos que el perfil de los [jugadores] de por delante [de la defensa] debían ser gente de pelota, que cada vez que recuperáramos [el balón] no fueran todo pelotazos. Hemos tenido situaciones de dominio para buscar luego contras, para incorporarse con los laterales”, añadía tras el partido como análisis el preparador, obseso del análisis de los rivales para modificar su diseño, pero no con el único objetivo de minimizar sus ataques (que también), sino para potencias las virtudes de los suyos.

Borja Jiménez, durante el partido ante el Espanyol. JOAN M. BASCUDIARIO AS

Versatilidad de jugadores

Es por eso que el equipo se maneja en esa amplia variedad que ha planteado todo tipo de modelos de juego: desde salir con cuatro pivotes en la medular (sucedió en el estreno liguero contra el Andorra), hasta la antes mencionada presencia de cuatro jugadores de ataque frente al Andorra, pasando por reconvertir a Diego García o Miguel de la Fuente del puesto de ‘9′ al de extremo (Elche y Mirandés) o usar a Miramón (Alcorcón) o Chicco (Huesca), en los costados de la medular. Todas opciones poca frecuentes, pero eficaces.

Sea como fuere, y por lo visto en este comienzo de curso, el 4-4-2 y 4-3-3 apuntan a sistemas fetiche de Borja (al menos los más utilizados), pero siempre con la posibilidad de modificar a última hora algún detalle en esos entrenamientos a puerta cerrada en Butarque que el preparador ha convertido en rutina, celoso de cualquier mirada indiscreta que, en la ciudad deportiva, pueda arañarle su plan y desvelar su giro en la alineación.

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