Barcia rescata a Las Palmas en el regreso de Kirian Rodríguez

Ni el mejor guion escrito podría haberle regalado a Las Palmas una noche como la de hoy. Tras un partido plomizo se cantaba ya una nueva decepción en el Estadio de Gran Canaria. Sin embargo, con algo de fe y poco fútbol hasta que entró Jonathan Viera en la segunda parte, el equipo de Luis García se regaló un atracón de felicidad en los últimos 25 minutos de duelo, descuento incluido.

Resulta que, nueve meses después y con otro linfoma superado, Kirian Rodríguez volvió a pisar el césped durante un partido de liga. Y un ratito después, Barcia impuso su corpachón a la salida de un córner para dejar los tres puntos en la isla ante un soso Cádiz, que perdió su primer partido del curso. Su plan de juego le bastó durante 85 minutos. Cuando quiso espabilar ya era demasiado tarde y, además, se topó con Horkas.

Las intenciones de ambas partes quedaron claras desde el principio. Si el Cádiz se limitaba a esperar en bloque bajo a Las Palmas, la hueste de Luis García lo mismo llevaba la iniciativa como no generaba ocasiones de gol. Revolucionó el entrenador de la formación insular al equipo titular no tanto por los nombres sino por la disposición, con tres centrales como Suárez, Barcia y Clemente intentando cubrir las espaldas ade Viti, por la izquierda, y a Marvin, que cogió carrete en una internada más que peligrosa para poner en aprietos a la zaga cadista, tan cómoda casi siempre durante todo el primer acto. También es cierto que la falta de movilidad insular le facilitaba mucho la tarea, así que la ecuación se hacía sola.

En los andaluces no hubo ni rastro de estrés de tan bien como tenían planteado el partido. Colocados sus futbolistas en defensas como piezas del futbolín, sus movimientos de acordeón a la hora de proteger la guarida de Aznar permitían al propio Cádiz vivir tan tranquilo pese a que el porcentaje de posesión de este primer acto (63,1%-36,9%) bien podría invitar a pensar lo contrario. De hecho, la acumulación de peloteros como Amatucci, Loiodice, Fuster o Gil apenas le daba réditos a Las Palmas, incapaz de encontrar ninguna rendija por lo que acceder al área contraria.

La formación amarilla intentaba, ante un rival impasible, meterle una marcha más a un partido que amenazaba con morirse plúmbeo tras el tiempo de descanso. Arcediano quiso su cuota de protagonismo, quizás tenía ganas de meneo, y no se sabe bien por qué, o sí, probablemente el hombre no quería complicarse pero logró todo lo contrario, le perdonó la segunda amarilla al revolucionado Caicedo, que había entrado precisamente para que Carcelén no se encontrara con idéntico problema.

Guion

El Cádiz no variaba un ápice su guion de partido y tampoco es que le fuera nada mal, así que García tuvo que darle un par de vueltas a una idea que empezó a verse más clara con la entrada de Viera y Recoba, que al poco de pisar el césped se topó con al lateral de la red de Aznar en una clara ocasión de gol. Probó suerte por primer vez de verdad el equipo de Garitano en el minuto 72 cuando Horkas, en su primera parada del partido, se lució tras un cañonazo de Ortuño.

Llegó también el momento de Kirian, el único motivo que le quedaba a la parroquia insular para ilusionarse con un duelo más bien tristón. Los rumores se hicieron corpóreos una vez se conoció que volvía a una convocatoria, así que la felicidad fue completa. Por mucha inactividad que arrastre se empeñó en demostrar a la primera, y de paso darle la razón a su entrenador, que esos minutos estaban para él por su fútbol y no por el fondo de su inactividad. De hecho, le sirvió el gol en bandeja a Recoba, que no tuvo suerte.

Por aquel entonces ya estaba por el césped Jonathan Viera, al que la bastan pocos minutos para demostrar que su juego es otra cosa. Avivó a su equipo, sacó el córner de la victoria y ayudó a mantener las emociones frías cuando el partido entró en la frenética recta final.

No era fácil por cómo se produjo el triunfo, mucho menos con Kirian haciendo de nuevo de las suyas. El Cádiz, en un último intento desesperado, se topó con un paradón de Horkas a Suso. Jugó a no perder y acabó con la mochila vacía de puntos. Un clásico.

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