Arnaiz devuelve la fe a Butarque

El Leganés atornilló más si cabe al Málaga a ese farolillo rojo que hasta hace escasos cuatro días ocupaban los pepineros. Cosas de los estados anímicos (y de la pizarra de Idiakez), ahora el Lega suma 10 puntos tras dos triunfos consecutivos que le hacen asomarse al final del túnel con la moral henchida pese a que el contador del fútbol sigue en reserva. Peor es el escenario de un Málaga que ya engarza siete duelos sin ganar. Primera derrota de la era Mel mezcla de aburrimiento y puntería local. Los cambios tácticos que ejecutó el técnico pepinero al descanso después de ver cómo su enemigo controlaba sin tino el primer tiempo fueron clave. Arnáiz, tras una galopada sólo ante Reina, marcó el gol que permitió a los suyos encadenar dos victorias algo que no conseguía desde hace 233 días de sequía. La fe vuelve a Butarque.

Cuando el partido descorchó lo hizo en silencio futbolístico. Como si el juego estuviera ahí, pero no se le oyera. Agazapado. Enterrado. Nada de atronadoras iniciativas por parte de dos equipos con más miedo a perder que ilusión por ganar. Dadaísmo esférico en sosa narrativa de 45 minutos que desembocaron en la más absoluta nadería. Resumir el acto inicial sería sencillo en una sola palabra: tostón. Eso sí, con el Málaga algo más implicado en un creciente dominio que acabó con los andaluces llevando la iniciativa y pisando área de Riesgo sin hacer, eso sí, honor al apellido del portero pepinero. La tuvieron Juanfran (balón al cementerio anexo al estadio), Fran Sol (pase de la muerte muerto en el intento) y hasta Bustinza (cabezazo a la salida de córner).

De la nada a la esperanza

En el Leganés, vacío ofensivo. Los madrileños se fueron al descanso sin rematar ni una sola vez y después de haber dado sólo tres toques (literal) en área de Reina, sospechoso espectador camuflado con guantes y zamarra malagueña. Ingredientes propicios para que retumbara la pitada de la parroquia local, de ésas que, advirtió en la previa Idiakez, provoca parálisis de piernas cuando la soga te aprieta el cuello. Y eso que el guipuzcoano salió con el mismo once que dejó buenas sensaciones en Cartagena. Al final va a ser verdad que miedo escénico, en Leganés, es el vértigo de jugar como local y no de visitante.

Mal paralizante ante el que el doctor Idiakez aplicó medicina de pizarra. El técnico del Leganés cambió el dibujo en la reanudación para hormigonar la media con cuatro centrocampistas. Arnáiz se volcó a la izquierda y emparejó el control malacitano de una medular que ya no respiraba cómoda. La píldora resultó eficaz, aunque necesitó tiempo para mostrar sus efectos secundarios.

Un gol anestésico

Con Cissé en clave ascendente, Sergio avisó de cabeza a la salida de un córner de lo que luego Arnáiz consiguió poco después, cuando en una galopada de 20 metros regateó a Reina (con molestias desde minutos antes) para marcar el 1-0 (65′). El tanto llegó tras ganarle en velocidad a Bustinza. Su heredero de dorsal en Butarque, Jorge Sáenz, inició la jugada con una anticipación que culminó Cissé y su asistencia. Vuelco de esperanza al sur de la capital.

Y aunque el Málaga trató de reaccionar desde el banquillo (triple cambio) y en el verde (algo más de intensidad), los de Mel se enrocaron en la depresión de quién no entiende cómo su superioridad acaba reflejándose en el marcador.