REAL VALLADOLID 2 - AMOREBIETA 1

Aprobados y suspensos del Pucela: Lo mejor, el triunfo

Un Real Valladolid plano volvió a conseguir tres puntos a balón parado y con un gol postrero del ‘bendecido’ Salazar.

MIGUEL ANGEL SANTOS/PHOTOGENICDiarioAS

Por momentos, el sonido de viento que se escuchó en Zorrilla no salía solo de los instrumentos de la charanga que acompañó el partido entre Real Valladolid y Amorebieta. El público llegó a impacientarse al ver a su equipo incapaz de ganar a un rival de la zona de abajo, que acabaría sucumbiendo por pura insistencia, como otros han hecho, con un gol demorado, en el minuto 86, y en pelota parada. Fue, como el anotado ante el Espanyol, del ‘bendecido’ Salazar, que lleva dos en dos ratos.

Masip: Hizo una buena parada superada la media hora, que vino a confirmar el dominio territorial visitante. Tocó más el balón en la primera parte que todos los jugadores del Amorebieta. La tónica se mantuvo en el segundo periodo, en el que no se vio exigido.

Luis Pérez: Hizo una intervención decisiva en el área para evitar un remate a bocajarro con Masip batido cuando peor estaba el Pucela. Participó mucho en la creación y vivió en campo rival, aunque no encontrara mucho espacio para llegar a línea de fondo.

Boyomo: Bastante cómodo, a pesar de que Morcillo intentaba percutir por su zona. Aunque esta vez la responsabilidad en la salida desde atrás recayó más en su compañero que él, la tuvo también. Erró poco, pero más en largo.

Torres: Salió de zona a menudo para perseguir a Javi Avilés, que generó cierta indeterminación al equipo flotando entre línea. Cuando Mujika apostó por un punta más referencial como Jauregi, apenas sufrió (si es que antes lo había hecho).

Escudero: Asistió en el gol del empate a Juric, con un saque de banda largo al área. Este tipo de acciones se convirtió, en instantes en los que más plano fue el juego, en un recurso casi abusivo. Estuvo a un mejor nivel en fase defensiva que otros días.

Anuar: Apareció a menudo dentro, buscando diagonales. Cuando el juego cayó en lo anodino, cambió a veces su posición con Raúl Moro. No le faltó ahínco, aunque no terminaron de encontrarle en situaciones ventajosas.

Juric: Lanzó al equipo en largo en el tramo final de primer periodo, cuando Moro amenazó a Magunagoitia. Remató con el cogote el saque de banda que se convirtió en la igualada. Como otras veces, fue creciendo con el paso de los minutos hasta completar otra exhibición.

Monchu: Diésel, como es él o como es a veces el Real Valladolid, que fue incapaz de sortear la maraña que dibujó el Amorebieta durante muchos minutos. Se le vio en la base de la jugada quizás en más ocasiones de las que acostumbra, aunque tardó en encontrarse.

Raúl Moro: Veloz desde el principio, forzó la tempranera cartulina de su par y lo hizo más tarde con quien le sustituyó. Rompió la monotonía del primer periodo con ese tipo de rupturas, que le permitieron tener dos ocasiones. Fue un puñal y mereció el gol.

Kenedy: Poco limpio en los contactos y un tanto desaparecido entre el entramado zornotzarra durante los primeros 45 minutos. Tuvo uno de esos días de que no, como probó una patada al aire en un intento de remate. Eso sí, por intentarlo no fue.

Iván Cédric: Referenciado y peleón ante los centrales, no fue capaz de imponerse en los duelos y apenas tocó bola en la primera parte; solo hizo ocho veces y dio dos pases antes de ser sustituido al descanso.

También jugaron en el conjunto de Paulo Pezzolano:

Salazar: Se tiró una porra nada más salir. Probó suerte en la presión y a punto estuvo de pegarle un susto al portero. Aunque su deber fue también fajarse con los puntas, flotó más que Cédric. Remachó en el área el centro del dos a uno. Dejó pasar un balón que rebañaron a Monchu y que pudo suponer la sentencia.

Lucas Rosa: Entró como extremo derecho, con clara querencia para aparecer en el área, cosa que hizo un par de veces. Redundó en el ansia del equipo de ir a por el partido y, cuando le tocó, bregó en defensa.

Joni Montiel: Metió otro ritmo a la tenencia de balón, aunque no acompañase siempre el resto la velocidad de sus acciones. Puso un centro con música en el tanto de Salazar. Siempre deja con ganas de más.

César de la Hoz: Entró para refrescar el centro del campo con el partido casi terminado y apenas llegó a intervenir.

Tunde: Participó en la transición con la que el Real Valladolid pudo sentenciar, pero, a la hora de la verdad, tras escurrirse dentro del área, no pudo marcar.

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