Álex Muñoz corta la agonía

Con un gol de Álex Muñoz, el Levante se impuso al Sporting de Gijón en el Ciutat de València para cortar una racha de seis partidos sin celebrar un triunfo, desde el primer partido de 2024, y firmar la primera victoria de Felipe Miñambres en su reestreno en la banda de Orriols. Es de justicia atribuir gran parte del mérito al actual técnico granota, pitado al comienzo del partido, que varió el dibujo con acierto y recuperó para la causa, entre otros, a Brugui, todo pundonor, y que se acopló con esmero a la posición de carrilero para tapar a una de las grandes amenazas del rival, Hassan.

El partido arrancó con un sentido homenaje a las víctimas del incendio de Campanar, en especial al abonado granota Ramón Ferrer Serra, que avivó el sentir de una grada desilusionada por los últimos acontecimientos. De inicio, Miñambres sorprendió con una línea de tres centrales, con Brugui y Andrés García, dos extremos, ejerciendo de carrileros. La puesta en escena del novedoso sistema pilló por sorpresa al Sporting y surtió efecto, con el Levante acumulando ocasiones clara en los primeros minutos.

Sin embargo, la marcada apuesta ofensiva mostraba grietas en la parcela defensiva, ya que los de Ramírez olían sangra cada vez que se desplegaban en transición, especialmente con la velocidad de Hassan y Otero. Las ocasiones, por empuje, caían de lado de los granotas, con un disparo de Álvarez en el área chica que mandó a las nubes, un intento de vaselina de Brugui, un remate de Iván Romero que se estrelló en la madera y una arrancada de Fabrício que cerca estuvieron de sorprender a Yáñez. Pese a ello, superado el primer tercio del partido, y con el Sporting descifrando el nuevo esquema granota, los visitantes comenzaron a soltarse en ataque, con disparos de Otero y Gaspar.

Tras el paso por vestuarios, Postigo dejó su lugar a Maras, que vivía su debut como levantinista. Al poco de arrancar, Fabrício volvió a tenerla tras cocinarse una nueva acción a galope, tras una transición liderada por Lozano. De nuevo, pocos minutos después, el brasileño volvió a galopar para plantarse dentro del área de Yáñez, pero de nuevo con el punto de mira desviado. Con el mismo resultado probó Villalba, con un disparo que sí fue entre los palos pero que se fue diluyendo conforme llegaba a la portería de Andrés por el débil impacto. En esas, tras un córner ejecutado por Pablo Martínez y desviado por Dela hacia el segundo palo, apareció Álex Muñoz para adelantar a los granotas.

Fabrício, un quebradero de cabeza para la defensa gijonesa, no tenía el día de cara a puerta, pero hacía daño cada vez que sacaba a relucir su poderosa zancada. Él e Iván Romero pudieron aumentar la distancia, hasta que el brasileño se quedó sin gasolina y se marchó sin gol, pero ovacionado por la grada. El que casi colabora en conseguir ventaja fue Yáñez, que midió mal en un balón aparentemente poco complicado y por poco estuvo de cazarlo Brugui para hacer el segundo.

Con el partido aparentemente del lado de los granotas, Kocho, que había entrado en el segundo tiempo para meterle intensidad al partido, se pasó de duro arrollando a Diego en la presión y se fue camino a la caseta cabizbajo, consciente de que una mala decisión podía pesar de más a un equipo que necesitaba un triunfo como el comer. Finalmente, el levantinismo pudo celebrar por fin un triunfo que devuelve las esperanzas al graderío de Orriols.