Álex Calvo y el Málaga se aferran a la vida a costa de Las Palmas

En tres minutos detonó el partido. Así podría ser la sinopsis de la actuación de Álex Calvo, que se coló hasta la cocina de Las Palmas para hacer el 2-2 cuando los locales ya celebraban la victoria. Por dos veces igualó el marcador la hueste de Pellicer, quien sigue nadando probablemente para nada. Tañ vez se aferraron a la vida demasiado tarde. Al menos se vuelven a Málaga con la cabeza alta. Esta noche, sí.

Una vez más, los pibes de García Pimienta no supieron sentenciar un partido que tuvieron muy de cara al menos dos veces. Ocurrió antes en Leganés o Andorra. En dos huecos, apenas dos instantes, pudiera ser que dos regalos que de todas maneras hay que perseguirlos, el Málaga hizo sangre en la casa del hasta hoy líder. La semana que viene le toca, además, visitar al Tenerife. Pero esa será otra historia… desde ya.

Resulta que Las Palmas empezó el partido como un cohete, fagocitando por completo al Málaga, totalmente empequeñecido el equipo de Pellicer. Los locales ya habían sacado dos córners en apenas 90 segundos, y en medio del ciclón se pusieron por delante en el marcador. Ocurrió que Burgos despejó el balón con la mano dentro de su área, evitable acción que Viera, rompiendo así su sequía goleadora de casi dos meses, castigó desde el punto de penalti, acción que tuvo que ser validada por el VAR.

Intentaba apretar el Málaga, como buenamente podía, presionando muy arriba la salida de balón de Las Palmas, que encontraba todos los huecos posibles. Así llegó una clara ocasión de Pejiño, a quien un atento Yáñez le birló el 2-0. Y como ya se sabe que en el fútbol la acaba pagando cara quien perdona, así le sucedió a la hueste de García Pimienta cuando Valles despejó a la pelota y a Juande con el consiguiente penalti, transformado por Fran Sol.

De repente, sin nadie esperarlo, el panorama del partido cambió por completo. Empezaba a sentirse a gusto el Málaga, toqueteando con gusto el balón ante la angustia de su rival, que en ataque volvía a enredarse, como tantas veces este curso, en la tela de araña que le tejió su rival. Tan mal comenzaba se encontraba Las Palmas que hasta tuvo que pedir la hora del descanso, al que de milagro no llegó perdiendo, ya que Sol, completamente solo tras un centro de Villalba, mandó la pelota a la grada.

Compostura.

El segundo tiempo arrancó con momentos para los dos equipos. Las Palmas multiplicó su intensidad, mas el Málaga jamás perdió la compostura por mucho que su rival le apretara con todo lo que tenía y podía. El duelo se partía por momentos hasta que un misil de Pejiño, que había probado suerte un par de veces, entró con toda la fuerza posible en la portería de Yáñez tras una fantástica apertura de Jonathan Viera, a quien se le notaba falto de ritmo. Se las prometía muy felices Las Palmas, pues este momentáneo 2-1 le permitía, además, conservar el liderato.

No se rindió el Málaga ni mucho menos Álex Calvo, autor del 2-2, que le da vida a su equipo y descabalga a Las Palmas de la primera plaza. El pibe había saltado al césped apenas tres minutos antes. Imposible hace más en menos tiempo. Se coló tan fácil entre Curbelo y Álex Suárez que hasta parecía imposible. Delante de Valles, pelota rasa y a correr de alegría.

Podía, otra vez, pasar cualquier cosa. La gloria estuvo a punto de ser para Jonathan Viera, que perdonó el 3-2 cuando el descuento ofrecía su último suspiro. Sea como fuere, tampoco es que el empate le valga de mucho a ninguno de los dos. Mientras Las Palmas desciende al segundo puesto, mal menor en cualquier caso, el equipo de Pellicer sigue viendo demasiado lejos la orilla de la playa de la Malagueta. Allí le esperan la vida y la salvación. Toda una epopeya bíblica.