REAL ZARAGOZA

Adrián Liso: “Sabía que tenía una oportunidad única y que la tenía que aprovechar sí o sí”

El joven extremo zurdo se muestra muy agradecido a Víctor Fernández por su confianza: “Para mí lo es todo, porque fue el que apostó por mí siendo un juvenil”.

Zaragoza
Alfonso Reyes

Adrián Liso (Zaragoza, 2 de abril de 2005) está en pleno periodo de confirmación en el Real Zaragoza, después de su gran irrupción en el tramo final de la temporada pasada. En una entrevista conjunta con AS y Radio Zaragoza, en el programa ‘Ser Deportivos Aragón’, el joven extremo zurdo se muestra muy agradecido a Víctor Fernández por su confianza y asegura que “sabía que tenía una oportunidad única y que la tenía que aprovechar”.

-Ya han pasado siete meses desde que debutó con el primer equipo el pasado 17 de marzo…

-Fue muy inesperado, porque recuerdo que a veces bajaba con el juvenil y llevaba toda la temporada con el filial. Llegó Víctor, subí a entrenar con el primer equipo y justo esa semana, que se me hizo muy larga, debuté en La Romareda contra el Espanyol. Cuando salí a calentar recuerdo que estaba todo el mundo chillando y yo pensé “hay mucha gente aquí”, cuando hace una semana estaba jugando contra el Izarra en la Ciudad Deportiva ante 150 personas. Y en ese momento ante 30.000. Impone, aunque con el paso de los minutos te pones a jugar y se te olvida. Recuerdo que esa noche no me iba el móvil de los mensajes que tenía y hubo gente a la que no le pude contestar hasta la semana siguiente.

-Dice que algunas veces bajaba al juvenil. ¿Es posible que el trampolín para todo lo que sucedió después fueran esos dos goles al Barcelona?

-El día de antes me dieron la noticia de que bajo y pensé que si lo miraba como algo malo no iba a ir motivado al partido. Lo vi como una oportunidad de poder brillar en un campo como el de La Masía. La aproveché y a partir de ahí subí otra vez con el filial y empezó esa racha de varios partidos con goles.

-¿Qué fue lo último que le dijo Víctor Fernández antes de salir el día de su debut?

-Es algo que me han preguntado varias personas y aunque intento hacer memoria, entre la adrenalina y las ganas que tenía, no me acuerdo.

-¿Qué significa para usted Víctor Fernández?

-Para mí lo es todo, porque fue el que apostó por mí siendo un chaval que estaba jugando en el juvenil y que subía al filial. Y tampoco llevaba 25 goles en 18 partidos. Me pilló en buena racha cuando vino y a partir de ahí estuve con él. Para mí lo es todo. Aparte, en su anterior etapa, yo era recogepelotas. Y es impactante ver cómo has pasado de lanzarle pelotas a sus jugadores a estar jugando con él. Ha pasado poco tiempo, pero para mí es como si hubieran pasado treinta años.

-¿En qué le ha cambiado la vida desde su debut?

-Sobre todo se nota al ir por la calle. Yo tengo un grupo fijo de amigos en mi pueblo (El Burgo de Ebro) y si me quiero olvidar un poco de todo salgo con ellos y es como si no hubiera pasado nada, pero si voy por Zaragoza sí que se nota mucho porque la gente te empieza a conocer. Es más visible tu imagen y eso es lo que más se nota con mucha diferencia. Tu privacidad disminuye bastante, ya que la gente te controla mucho, pero es el precio que hay que pagar.

-Se dice que es difícil llegar, pero aún más mantenerse...

-Me lo decía mi padre. Yo sabía que tenía una oportunidad única y que la tenía que aprovechar sí o sí. Fui sin miedo y hacia delante porque no tenía nada que perder.

-Esta temporada el equipo es segundo y usted ha participado en las nueve jornadas disputadas, siendo titular en ocho de ellas. Poco más se puede pedir, ¿verdad?

-Que las tres derrotas no nublen la temporada que llevamos. Esto no es fácil y un ejemplo de ello es que el Cartagena ganó en casa del Racing. Ningún partido es fácil y cada punto vale oro en esta categoría.

-A nivel individual sólo le falta el gol.

-Esta temporada se me está resistiendo, pero lo que más me preocuparía es si no crease ocasiones. Si un extremo no genera ocasiones, al final su juego se anula, ya que es como si no aparecieses en ningún momento.

-¿Ha notado que con el paso de los partidos los rivales le tienen más estudiado e incluso le hacen marcajes especiales?

-Esta temporada lo noto muchísimo comparado con la pasada. Este año cojo la pelota y siempre tengo a dos. No hay ningún momento en el que yo tenga un uno contra uno claro. Es normal, ya que los equipos ven vídeos y te van conociendo más. Muchas veces te toca inventar y hacer más cosas.

-¿Considera que tiene margen de mejora?

-Soy joven y lo que siempre hago es aprender de los demás. Si tienes la pelota y no tienes la salida de siempre, debes hacer otra cosa y a partir de ahí tu juego se hace bastante más grande.

-¿Qué le está pidiendo Víctor Fernández?

-Que me meta también por medio y busque las cajas que hay entre el lateral, el central, el extremo y el mediocentro, ya que en esa posición, si no te cogen la marca, estás solo. A partir de ahí todo lo que sé hacer: bajar a defender, ser muy físico, ser resistente al juego, aguantar bien los minutos…

-También disparar, ¿no?

-Yo siempre que puedo lo intento al máximo. Cuando me voy de un partido sin tirar, pienso que no he hecho mucha cosa. Igual es mi manera de ver el juego, pero no estoy cómodo si no miro cara a puerta y no creo ocasiones. Puedes matarte a defender, pero al final lo que se le pide a un atacante es crear ocasiones y marcar goles.

-Su primer gol con el primer equipo fue en El Alcoraz.

-Fue un poco surrealista. Dieron la alineación dos horas y media antes y yo ya fui mentalizado. Además me tocaba por el lado de Pulido, que es el central más duro. Me dije que debía tener la calma suficiente porque si empezaba a pensar, mal. Me dediqué a jugar y salió bien. En la jugada del gol, que me caigo al suelo, si soy sincero no sé ni por qué me levanté. Fue inercia pura y dura y vi que estaba la portería cerca y chuté. La suerte también la tienes que buscar.

-¿Se les hizo muy larga la pasada temporada por el hecho de que esa permanencia matemática no terminaba de llegar?

-Mira que yo estuve poco tiempo, pero se me hizo súper pesada. Yo lo pasaba mal porque veía que nos esforzábamos y que luchábamos siempre, pero nunca lográbamos lo que queríamos. Se me hizo durísimo ver a mi equipo ahí abajo y tan cerca del descenso con tan pocas jornadas.

-¿Qué diferencias ve a nivel futbolístico y de plantilla respecto a la temporada pasada?

-Sobre todo muchísima más fluidez en el juego. Somos muchos chavales jóvenes y eso se nota bastante en el juego. Cuando eres fluido, en la última media hora se nota esa juventud. Y la velocidad arriba se nota, ya que los centrales de Segunda suelen ser experimentados y fuertes de cabeza y sufren más cuando les corres al espacio.

-¿Esa juventud aporta más cosas buenas que malas?

-Sí, con la juventud tienes como más ganas de comerte el mundo. Di que en muchas facetas del juego hay mucha gente experimentada y la balanza se nivela más. Lluís López es un gran capitán y nos ayuda mucho. También Jair, Cristian Álvarez, Aketxe...

-¿Cómo es eso de jugar en La Romareda sin uno de los fondos?

-La primera vez que entrenamos ahí se hacía rarísimo, porque tú ves las gradas muy altas y después una lona. Tú llegas al final de esa banda y parece que estés en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva, pero ya con el paso de los partidos mucho mejor. Hay que acostumbrarse porque es lo único que se puede hacer.

-¿Qué le ha pasado al equipo en las últimas jornadas en los inicios de los partidos?

-También nos pasó el día del Sporting. Hicimos los mejores quince minutos de la temporada y a partir de ahí fuimos totalmente otro equipo. Obviamente, eso nos lo dice Víctor en los entrenamientos y en las charlas del descanso. Es un aspecto que tenemos que mejorar, salir mucho más enchufados y no desconectarnos a partir del minuto 20 o 25.

-En Tenerife, a pesar de jugar contra diez, ¿también tuvieron la sensación en algún momento de que no iban a ser capaces de derribar esa muralla?

-Muchas veces en los entrenamientos jugamos con un equipo en inferioridad y al final tienes muy mecanizado estar con uno menos o con uno más. Y el resto de equipos, igual. Lo entrenan y saben cómo defenderse. Atacar a diez tampoco es que sea tan fácil, porque cierran todos los espacios y como pierdas el balón te pueden pillar al contraataque.

-Queda mucha temporada, pero ¿qué supone ir segundos tras nueve jornadas disputadas?

-Hay que disfrutar de las victorias y aprender de las derrotas. Esto son 42 jornadas y puede pasar absolutamente de todo. Son muchas jornadas y hay que ir partido a partido.

-Teniendo 19 años, usted prácticamente no recordará al Zaragoza en Primera, ¿verdad?

-El primer partido que vi en La Romareda fue contra el Athletic, que ganamos 2-1 con un gol de Uche. Hay que pensar que soy el más pequeño, pero mucha gente en el vestuario sí que lo recuerda en Primera. Y por supuesto que el objetivo es pelear por estar lo más arriba posible y por el ascenso. Hay que ser optimistas y ambiciosos.

-¿Ha soñado alguna vez con el día del ascenso?

-Juro que más de una vez, pero también hay que ser realista e ir día a día. No puedes estar pensando ahora en lo que va a pasar a final de temporada.

-¿Cómo llevan esa responsabilidad por ascender los futbolistas de fuera?

-Los jugadores que vienen de fuera saben lo que hay detrás, toda la gente que está trabajando por y para el club y toda la masa social que hay. Saben dónde vienen y a lo que vienen. Son chavales mentalmente fuertes y saben dónde están. Y muchos ya han jugado contra el Real Zaragoza en La Romareda y saben lo que hay.

-Uno de esos jugadores de fuera es Bazdar. ¿Cómo le están viendo?

-Es un chaval que se quiere comer el mundo. Es muy alto y bueno con los pies, así que seguro que nos va a ayudar.

-Otra de las grandes apariciones está siendo Pau Sans, al que usted conoce muy bien.

-Desde hace varios años, ya que he coincidido con él en el juvenil, en el filial y ahora en el primer equipo. Me llevo muy bien con él y somos de un estilo muy parecido: si vemos portería, tiramos y no nos lo pensamos. En el juvenil jugábamos con un 4-3-3, con Chema Aragüés en la derecha junto a nosotros dos, y eso era juego directo total. Eso nos hacía mejores porque estábamos pensando todo el rato en la portería rival. Creo que en un partido marcó cinco goles.

-¿En qué jugadores se fijaba usted cuando era pequeño?

-Me fijaba mucho en Gareth Bale, ya que era zurdo y jugaba en banda. En El Burgo de Ebro yo ya jugaba ahí y en el Montecarlo, donde estuve dos años en alevines, sí que jugué también de mediapunta, de interior o de delantero. Después ya me fichó el Zaragoza, en infantiles, y a partir de ahí ya he jugado de extremo o de delantero, ya que en categorías inferiores jugábamos en 4-4-2 con rombo y con ese sistema no hay extremos.

-¿Cómo vivió el momento en el que estaba en el Montecarlo y lo fichó el Zaragoza?

-Mis padres no me lo contaron. Recuerdo que era un domingo y me dijeron que tenía que madrugar para ir a un sitio. Y yo estaba enfadado porque era el único día que podía dormir más y encima no me decían dónde íbamos. Y al ver que entrábamos en la Ciudad Deportiva les dije que no me apetecía ver ningún partido a las nueve de la mañana. Luego ya entramos en las oficinas y me di cuenta de que no íbamos a ver ningún partido.

-Este verano hubo algún equipo de Primera, como el Getafe, que llegó a presentar una oferta por usted. ¿Qué tal llevó esos cantos de sirena?

-Estaba a punto de empezar la Liga y yo le preguntaba a mis padres: “¿Qué está pasando? Acabo de renovar y ahora esto”. Pero son cosas que pasan y hay que llevarlas con normalidad. Y la postura del Zaragoza fue un plus de confianza bastante gordo porque sé que me han dado su confianza y su apoyo.

-Volviendo al presente, ¿qué partido espera el domingo contra el Almería?

-Es un recién descendido y no nos va a poner las cosas fáciles, pero nosotros no nos tenemos que alejar de nuestro estilo de juego porque nos está saliendo bien y llegamos muchas veces a puerta.

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