REAL VALLADOLID

A grandes males, pelotas paradas

El Real Valladolid vuelve a sacar rédito de un balón detenido después de ser incapaz de jugar en las varias ocasiones generadas en acción dinámica.

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Después de cuatro partidos, el Real Valladolid se reencontró con la victoria ante un timorato Cartagena, que no supo hacer de la necesidad rival su virtud. En contra de los blanquivioletas jugaron durante unos cuantos minutos los nervios, con un tramo de partido que fue hasta el gol anulado al Efesé de enajenación mental transitoria, en el que la afición reclamaba un mejor juego y, a fuerza de verse exigidos, los jugadores de Pezzolano encadenaron errores. Suele afirmarse que a grandes males, grandes remedios, y en uno de estos convirtió el balón parado el Pucela, marcando gol por segunda semana consecutiva en una acción de este tipo.

Seis días atrás, contra el Elche, el tanto de Gustavo Henrique vino de una pelota detenida, igual que el de Iván Sánchez, a la postre anulado por un fuera de juego posicional de Boyomo. Entonces, este tipo de jugadas fue la tabla de salvación y a lo que se agarró el conjunto vallisoletano para creerse mejor y merecedor del triunfo. Frente al Cartagena, tuvo que ser un envío de este tipo, desde la esquina, mediante el cual Cédric pudo embocar y otorgar tres puntos que, a pesar de todos los pesares, puede afirmarse que llegó con merecimiento.

Y es que, al contrario que en el partido anterior, la producción ofensiva a través del juego dinámico fue alta, no así la productividad, ya que Marc Martínez totalizó siete paradas, algunas de ellas, realizadas sin excesivos apuros. Kenedy forzó al portero a estirarse por bajo en el tramo final, Juric lo hizo antes del descanso, Sylla tuvo un remate al larguero... Varios fueron los intentos, pero el Real Valladolid volvió a demostrar que tiene la pólvora mojada (no ve portería de otro modo desde la primera jornada, en la que marcó dos goles al Real Sporting, hace más de un mes).

Aunque no es la única manera que ha encontrado de amenazar la portería rival, el conjunto vallisoletano es capaz de crear peligro con algo en apariencia tan básico como los simples envíos al área, donde gana en centímetros, gracias a la presencia física de Juric o Gustavo Henrique, sobre todo, pero también de otros futbolistas como Marcos André. Influye, también, el buen pie de jugadores como Escudero o como Monchu, asistente en los dos goles del fin de semana pasado y lanzador del saque de esquina prolongado por Marcos André para que Cédric diera el segundo triunfo de la temporada y amenaza por sí mismo en disparos directos u otro tipo de acciones ensayadas.

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