Vuelve Raphinha, vuela el Barça

Cualquiera diría que estaba científicamente calculado. Diez minutos contra el Athletic, media hora contra el Chelsea (pese al 3-0) para coger ritmo. Sesenta minutos contra el Alavés (dos asistencias) y 75 minutos contra el Atlético (un gol). Raphinha, como él mismo admite, terminó cansado, pidió el cambio y todavía busca su “cien por cien” físico, ser el futbolista que sumó 34 goles y 26 asistencias la pasada temporada en 57 partidos. Pero, sin estar en sus máximos, le da un barniz distinto al Barça.

Sin alma en el segundo tiempo contra el PSG y el Clásico, y desbordado en la primera parte contra el Chelsea, el Barça necesitaba grandes dosis de carácter en los partidos grandes de la temporada. Los regresos de Joan García y Pedri y la chispa recuperada de Lamine pesan mucho. Pero el alma del Barça es Raphinha. Su manera de encender al equipo en la presión, de implicar a la afición del Camp Nou en el partido contra el Atlético. Su gol, otra vez gracias a esa capacidad de sacrificarse y buscar la pelota al espacio en lugar de quererla al pie, igual que las asistencias que dio el domingo contra el Alavés, habla de un capitán que es mucho más que un brazalete. Este sí arrastra al grupo.

A Raphinha le toca volver a empezar. No sólo por las lesiones. También tiene que poner en pie de nuevo la bandera que hincó con coraje la temporada pasada y que le convirtió en uno de los jugadores de la temporada en Europa, pero que nadie reconoció en las votaciones del Balón de Oro. Y, peor, entre las votaciones de los mismos futbolistas. Incomprensiblemente, quedó fuera del once del sindicato FIFPro. El brasileño hizo público su descontento, pero parece haber escogido el camino de los grandes. En lugar de abandonarse y golpearse contra un muro de lamentaciones, se ha propuesto ponerse de nuevo al frente de la manifestación y ser líder y capitán de su equipo, luchar por la Champions que se le escapó la temporada pasada y asaltar el Mundial. Raphinha, con 35 goles, ya está en el top-5 de los máximos goleadores brasileños de la historia del Barça en la Liga. Sólo le superan Rivaldo, Evaristo, Ronaldinho y Neymar.

Capaz de ofrecer profundidad, recuperación, intensidad, desmarque, llegada, pase y gol; más allá del compromiso y el liderazgo con el grupo, Flick ya le alabó desde el día que reapareció ante el Athletic. Su conexión es evidente. Sólo cabe recordar dos fotos. La primera, por ejemplo, después de la increíble remontada de la temporada pasada contra el Celta (4-3), con su gol en el último minuto. La otra, después del partido contra el Alavés del sábado. Con confidencias. Las que unen a un entrenador y a un gran capitán.

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