Vinicius vuelve a ser Vinicius
Con su hat-trick al Barça en la final de la Supercopa, el brasileño retoma sensaciones en una campaña en la que ya se ha perdido 11 partidos por lesiones
Fue acabar la final, recoger el trofeo y las medallas pertinentes y dar la honorable vuelta al campo, cuando Vinicius Junior entró por el túnel de vestuarios. Entró botando el balón que le proclama como autor de un hat-trick en la final de una Supercopa ante el Barcelona en una nueva edición de un Clásico. Cogió el trofeo que le acreditaba como el mejor jugador del partido y exclamó un grito de euforia delante de una cámara de televisión. Después de deparar con miembros del club, apareció Florentino Pérez quien, tras felicitarle, le despidió con un doloroso cachete. Acto seguido, Vinicius se encaminó a la conferencia de prensa para atender a los diferentes medios… y donde dejó una frase para la historia: “No soy un santo”.
No era para menos, el brasileño había sido el pleno dominador del Clásico: en los 10 primeros minutos había reventado el encuentro ante los azulgrana con dos goles que reúnen varias de sus condiciones: en el primero, recibió un pase filtrado de Bellingham, se marchó por velocidad de Koundé jugando por dentro, regateó a Iñaki Peña en su salida y definió a puerta vacía. Un gol que celebró con el famosísimo Siuuuu de Cristiano Ronaldo (luego explicaría que el portugués es su ídolo y que sabía que jugaba allí). En el segundo, atacó la banda izquierda por velocidad mientras Rodrygo arrasaba el costado derecho. El brasileño se tiró arrastrándose y colocando el balón dentro de la meta azulgrana. Cinco minutos después de que Lewandowski recortara distancias, liquidó el partido al forzar un penalti cometido por Araújo, y que él mismo se encargó de transformar en el 3-1. Total, tres goles en apenas 39 minutos le convierten en el hat-trick más rápido que anota un madridista en un Clásico desde, curiosamente, el 14 de enero de 1951. Entonces, hace 73 años, fue Jesús Narro quien logró sus tres tantos en 29 minutos…
Poco a poco Vinicius le va cogiendo gusto y color a los Clásicos. En el antepenúltimo fue también un vendaval para la zaga azulgrana: los blancos se impusieron en la semifinal de la Copa de España con un contundente 0-4. Vinicius abrió el marcador casi llegando al descanso. En la segunda parte forzó un penalti de Kessié y dio otra asistencia a Benzema. El francés acabó con tres goles…
En la final de la Supercopa, Vinicius apareció serio y concentrado, todo lo contrario que en el Clásico jugado en octubre en Montjuïc, donde nada más empezar se vio que no iba a ser su día. Y a fe que lo demostró: fue el jugador que más veces remató (seis), siendo tres tiros entre los tres palos, es decir, los tres goles (una eficacia del 100%). Intervino en 50 acciones, con 26 pases dados (20 encontraron receptor). De esos 26 pases, 12 fueron en el último tercio del campo. Fue el madridista que intentó más regates (cinco), provocó la expulsión de Araújo por doble amonestación y fue un quebradero de cabeza para los azulgrana.
El propio Ancelotti definió su actuación y su cambio: “Le he quitado (le suplió en el minuto 86) porque ha hecho un desgaste físico increíble, no para evitar problemas. Además, viene de lesión. Vinicius tiene que hacer su trabajo como ha hecho perfectamente hoy, que es dar ilusión a la gente y títulos al Real Madrid”, aunque también tuvo cierto tirón de orejas, tanto para Vini como para Bellingham: “No me gusta el tacón. Lo han hecho Vinicius y Bellingham. Que no lo hagan, no es necesario”. Previamente, en la flash interview, también defendió a su jugador: “Vinicius ha necesitado dos o tres partidos para volver a su mejor nivel”. Hay que recordar que el 7 madridista ha sufrido dos lesiones en lo que se lleva de temporada, habiéndose perdido 11 partidos entre Liga y Champions (no fue convocado para el choque de Copa ante la Arandina). Suma, con su hat-trick, nueve goles y cuatro asistencias, pero cada partido que salta al terreno de juego es más Vinicius. Ante el Barcelona volvió a ser el Vinicius percutidor, luchador y goleador que deslumbró la pasada campaña. En definitiva, Vinicius vuelve a ser Vinicius, para alegría de Ancelotti, de sus compañeros y de la afición blanca…
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