Valverde “no se toca”

¿Se acuerdan del Pajarito? Más que llover, ha diluviado. Porque nada queda de aquel futbolista tímido, luchador y con destellos de superclase. De voz aguda y mirada introvertida. Lo ha perdido todo, salvo el número de DNI, prueba irrefutable de que ser, sigue siendo el mismo. Pero Valverde ya es otro. Alguien a quien lo de Halcón empieza a quedársele corto. Un futbolista sin complejos, guerrero e imprescindible. Excepcional y excepción, porque es quien rompe la norma que Ancelotti instauró hace una semana: “En este equipo no hay indiscutibles”. Vaya que si los hay. Valverde es innegociable.

Y el propio Carletto lo sabe, aunque de puertas para fuera quiera expandir el mensaje de que no hay clases sociales. Pero es vox populi que Fede, sin necesidad de percibir un ‘todos para uno’, es ‘uno para todos’. Un futbolista de poco ruido y muchas nueces. Ese amigo del grupo que no es ni el más gracioso, ni el más lanzado, ni el más hablador, pero basta que falte un día para que todo sea diferente. Tal vez porque lo que es, es el más fiel. El que da tranquilidad. Tiende a pasar que la gente imprescindible, es la que menos alardea. En la vida y en el Real Madrid.

Sí hay indiscutibles

Dirá Ancelotti lo que quiera, pero los datos demuestran que es indiscutible. La temporada pasada fue el jugador que más minutos disputó (4.280′, por delante de los 4.080′ de Rüdiger, que apenas pudo rotar por urgencias de plantilla) y sólo se quedó sin jugar en uno de los 55 partidos (la visita a Granada, con la Liga ya en el bolsillo). Valverde no paró. Y no tiene pinta de que vaya a hacerlo este curso: ya es el jugador de campo con más minutos (789′, superando los 783′ de Mbappé y sólo por detrás de Courtois, en el general, pues este no se ha ido nunca al banquillo y conserva los 810′ totales).

Gloriosa masterclass

Las quinielas apuntaban a que rotaría frente al Alavés, con vistas a llegar más fresco al derbi... y al esprint que hay después, hasta el parón (salida a Lille y recibir al Villarreal). Pero no. Fede siempre juega. Y vaya que si lo hizo. La noche del martes ofreció un recital de omnipresencia, dando el pregón con su espectacular pase de 40 metros para Vinicius, antes del gol de Lucas Vázquez. Sean bienvenidos al show del Halcón. Llegando al área rival y, segundos después, a adelantar a Villalibre... ¡Y hasta Militao! En una galopada para evitar un mano a mano. Terminó siendo el jugador de campo que más recuperó (6) y el centrocampista con mejor porcentaje de pases (96,5%, su mejor cifra de la temporada). Hace de todo y lo hace bien.

“Un jugador de equipo”

“Puede jugar en tantas posiciones: pivote, doble pivote, carrilero, extremo, interior... su rendimiento para el equipo, porque eso es, un ‘jugador de equipo’, es fundamental. Tiene calidad para manejar bien todas las situaciones”, analizó Ancelotti en la pasada rueda de prensa. Mientras se le escapaba una media sonrisa. La misma que se esboza dentro del club cuando se pregunta por él. “¿Y si aparece Arabia?”, escuchan. “Valverde no se toca”, zanjan. Y punto final. Tal vez sí quede algo del Pajarito, el recuerdo de cómo un chico tímido, luchador y con destellos, se convirtió en la bestia que es hoy en día. En una estrella de Hollywood sin alardes de camerino, pero con andares de capitán. O vuelo, más bien. Diga lo que diga Ancelotti, Valverde es innegociable. La gente como él, trabajadora y silenciosa, suele serlo. Ley no escrita.