Vallecas, operación venganza

El Leganés regresará este sábado (16:15) a Vallecas, escenario de su único (y fracasado) intento de subir a Primera División por la vía del playoff. Los pepineros se midieron al Rayo en la promoción de 2021 y, aunque iban con la vitola de favoritos por haber clasificados como terceros con una alta puntuación, acabaron sometidos primero en la Avenida del Payaso Fofó y, más tarde, en Butarque, donde se confirmó un tropiezo que mantuvo todavía a los blanquiazules tres temporadas más en Segunda, en dos de ellas incluso con riesgo de descenso a Primera RFEF.

Aunque licuado con el paso del tiempo y por la ausencia de rivalidad alguna (el rollo entre equipos y aficiones es bueno), el retorno a Vallecas será una suerte de compleja operación venganza (compleja porque el Rayo es rival áspero) para un Leganés que metabolizó de forma peculiar ese fiasco de 2021. En lo social fue un trago relativamente rápido. La afición asumió con velocidad que había pasado una oportunidad y miró al futuro con la esperanza de preparar otro asalto a primera lo más rápido posible.

El adiós de Garitano

Pero en lo institucional y deportivo dejó huellas y cicatrices profundas que, poco a poco, maceraron hasta dejar consecuencias peligrosas. La más inmediata fue el horrible arranque de liga del curso siguiente que forzó la segunda consecuencia, la destitución de un mito como Asier Garitano. La razón inicial fueron los malos resultados, pero detrás también se escondía un deterioro en las relaciones entre el entrenador de Bergara y la estructura directiva del Leganés.

Mehdi Nafti lo sustituyó para salvar los muebles y la categoría, pero el equipo se enfangó en una inercia peligrosa que aún puso en riesgo la permanencia aún incluso con el cambio de propiedad. Y todo aquello no fue más que la onda expansiva del fiasco en el playoff de ascenso a Vallecas.

Un fiasco con público

Aquella promoción fue muy especial porque fue la primera en la que, tras el confinamiento por la pandemia de COVID-19, se permitió entrar público a los estadios de fútbol. La ida se disputó en Vallecas y hubo unos 900 espectadores… aunque con lío, porque el caos en la venta de entradas propició que entraran con el partido comenzado. Aquello, curiosamente, tuvo efectos en el duelo, que pasó del ya rutinario silencio a un estruendo de ambiente (los hinchas se dejaron sentir como si fueran el triple) que desconcertó al Lega y animó al Rayo. Luego llegó Bebe.

Con 1-0 en el marcador (Álvaro García abrió la lata en el 73′), el caboverdiano se sacó uno de sus tradicionales lanzamientos de falta para fusilar sólo tres minutos más tarde a Asier Riesgo y poner el 2-0 que luego él mismo, Bebé, transformó en el 3-0 en el 93′. El Leganés fue mejor que el Rayo, pero cinco minutos de desconexión lo llevaron a una goleada que no sólo no remontó en la vuelta, sino que vio aumentar a manos de la Franja.

En Butarque, con unos 1.200 espectadores, el Lega golpeó primero y pronto (Rober Ibáñez, minuto 11), pero no le dio ni el plan, ni la gasolina, para amagar con la remontada. Sergio en propia puerta (67′) y Andrés Martín (80′) completaron el 1-2 final que impulsó al Rayo de Iraola a la final por el ascenso (y lo lograron) y hundió al Leganés. De aquella eliminatoria sólo continúan en Butarque el mismo Sergio González, Miguel de la Fuente (que luego emigró a Vitoria para regresar a Leganés) y Diego García (entonces en el filial y apenas un proyecto de delantero que es hoy).

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