CELTA

Unai Núñez, futuro celeste

Pese a que el Celta ha situado al central vasco en el mercado, su salida se antoja muy complicada y lo lógico es que continúe en Vigo.

Salvador SasEFE

A falta de que el Celta lo anuncie oficialmente, el primer fichaje en propiedad para la próxima temporada es un futbolista al que en A Sede le buscan salida. Unai Núñez se convertirá a todos los efectos en jugador del club vigués después de haber vestido la camiseta celeste durante las últimas dos temporadas en calidad de cedido por el Athletic de Bilbao. El acuerdo alcanzado entre gallegos y vascos en el verano de 2022 establecía que al término del segundo año del préstamo, el central pasaría a pertenecer a la entidad olívica hasta el 30 de junio de 2029. Otra apuesta a largo plazo heredada por Claudio Giráldez y que el técnico no comparte.

Según informó el periodista italiano Fabrizio Romano a principios del pasado mes de marzo, la compra del zaguero por parte del Celta ronda los 10 millones de euros, precio que incluye lo abonado por las cesiones. Una cantidad importante para las arcas celestes y a la que hay que sumar el importante salario que percibe el internacional español. Esas cifras, que en su día recibieron el visto bueno del anterior director general Antonio Chaves y del ex asesor deportivo externo Luís Campos, complican mucho la intención del director de fútbol Marco Garcés de encontrar un destino al defensa vizcaíno en este mercado. Una misión casi imposible.

Salvo que se produzca un movimiento inesperado, Unai Núñez arrancará el 3 de julio la pretemporada a las órdenes de Giráldez. Lo hará con la etiqueta de transferible y con la intención de cambiar la opinión de su entrenador. Aunque fue titular en tres de los primeros cinco partidos del preparador de O Porriño en la máxima categoría, sus actuaciones no le convencieron. El central estuvo especialmente desacertado en Sevilla, en el primer encuentro tras el cese de Rafa Benítez. La pérdida de confianza del joven técnico en el futbolista de 27 años quedó de manifiesto en las últimas cinco jornadas. En ese esprint final del campeonato su participación no alcanzó los 100 minutos.

Con los otros tres entrenadores que tuvo en el Celta (Eduardo Coudet, Carlos Carvalhal y Benítez), el jugador formado en Lezama fue casi intocable. La primera temporada la cerró con 35 titularidades en Liga y en la segunda acumuló 31 presencias en el once a pesar de sus suplencias durante el último mes. En ambas campañas encabezó una estadística, la de las intercepciones. Este año ha terminado en lo más alto de ese ranking con 52, una más que Lucas Robertone, del Almería.

Más allá de los números, lo que no agrada a Giráldez del zaguero son sus características. Algo similar a lo que sucede con Carl Starfelt. A Unai Núñez, especialista en proteger el área y en el juego aéreo, le cuesta defender con metros a su espalda y el manejo del balón tampoco lo tiene como uno de sus puntos fuertes. Por lo tanto, se puede afirmar que flaquea en dos cualidades innegociables para el cuerpo técnico liderado por el porriñés. Pese a esta incompatibilidad futbolística, parecen condenados a entenderse.

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