Una derrota que pone en duda todo

El Real Madrid entra en una situación peligrosa, en la que el desconcierto deja en evidencia a muchos de los jugadores y especialmente a un Xabi Alonso, que ante el Celta fue incapaz de motivar a los suyos hasta que lo hizo el árbitro, el mismo que les despertó del letargo, ese con el que se presentaron al partido y que deja en evidencia a un equipo que ya está a cuatro puntos del Barcelona, cuando cinco jornadas atrás, el equipo madridista estaba cinco por delante de los azulgrana.

Si los tres goles de San Mamés hicieron las veces de salvoconducto para mirar a la temporada con cierto optimismo, la tregua solo ha durado cuatro días. El equipo ha vuelto a quedar desnudo, sin argumento alguno para justificar una derrota que hace daño, más de lo que se puede llegar a pensar. Tanto a los jugadores como al banquillo.

Decíamos días atrás que el examen al Real Madrid de Xabi Alonso llegaría después de la Supercopa, pero partidos como el visto en el resbaladizo Bernabéu en la noche del domingo, son de los que suelen y dejan huella. Ojos bien abiertos con el City en setenta y dos horas aterrizando por Madrid.

Ante el Celta otra vez apareció la dejadez y la pasividad a la hora de correr. Cero tensión competitiva durante los primeros 65 minutos del choque, como si con ellos no fuera la historia y con un Xabi Alonso sin saber qué hacer, más allá de meter a Rodrygo primero y a Gonzalo después. Poco más.

El arrebato que tocó Alejandro Quintero en forma de decisiones discutidas sirvió para que los madridistas disimularan un tanto, con especial mención a Tchouameni y Vinicius. Fueron los únicos que se salvan en un partido mediocre y que deja a la vista de todos, las carencias de los blancos, asediados por las lesiones y, desde la noche del domingo, también por las expulsiones.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí