Un Villarreal con dos caras

Decía Setién en la previa que, puestos a pedir, pedía dejar resuelta la eliminatoria en Bélgica. Su gozo en un pozo. Empate y gracias. No mereció más el Villarreal ni menos el Anderlecht. Y eso que hasta el descanso el Submarino tuvo a los belgas bajo control, encarrilando inclusive el billete a cuartos de final con un gol de Trigueros. Pero en la segunda mitad se le complicó el partido con un zapatazo de Dreyer. Así que habrá que resolver el envite el próximo jueves en La Cerámica. Y todo por tener dos caras.

Quique Setién quiso ser práctico: rotaciones en su justa medida (cuatro) y nada de arriesgar de salida con los recién salidos de la enfermería, llámense Gerard, Lo Celso, Jackson o Pedraza. Le espera el Betis a la vuelta de Bélgica y no estaba el césped para jugársela. Lo que más agitó fue la defensa, donde solo Foyth tenía rol de titular. Mandi, Cuenca y Mojica, a jugar. Lo de Trigueros con Parejo y Baena tenía su lógica, porque ni estaba Capoué ni ya se le espera a Coquelin. Pero la presencia más llamativa fue de la Pascual, debutante delantero de 19 años que ni tan siquiera milita en el filial. Lo hace en el Villarreal C, aunque Setién le ha echado el ojo y le tiene entrenando a su lado desde hace semanas.

E igual de práctico que Setién lo fue su equipo durante la primera mitad. El Anderlecht, con la mente más puesta en revertir su situación en su liga que lo que pueda hacer en Europa -la suplencia de Slimani era una declaración de prioridades-, puso más ímpetu que fútbol, más velocidad que calidad, más querer que poder. Así que el Villarreal lo que tenía que hacer era cometer los menos errores posibles y aprovechar alguna de las ocasiones que sabía que tendría. Y eso hizo hasta el descanso, al que se llegó con ventaja amarilla gracias a un gol de Trigueros tras acción de tiralíneas en la que participación con acierto Baena y Chukwueze.

Pero tras el paso por vestuarios, el partido cambió. Por mérito local y caraja visitante. En parte porque el Anderlecht le metió una marcha más a su presión, en gran medida por un error en el pase de Trigueros, que quiso hacer un taconazo y lo que le dejó fue el balón de cara a Amuzu. El ghanés, el mejor entre los de Riemer, asistió a Dreyer, que pegó un zapatazo desde la frontal y cuyo zigzagueo Reina ni lo vio venir. Ese gol hizo que los belgas se vinieran arriba y también que Setién tirase de fondo de armario: Gerard Moreno y Yeremy Pino, a escena.

Riemer hizo una de cal y otra de arena para los intereses amarillos. Para respiro de Foyth quitó del campo a Amuzu, aunque metió leña al fuego de su presión con Slimani y Stroeykens. El Villarreal había perdido el oremus. Parejo solo hacía que correr tras los hombres de negro y ni Trigueros ni Baeza hilvanaban tres pases seguidos. En esa fase Reina le sacó una mano a Raman de mérito y Mojica ronroneó con cometer penalti en una carrera con Dreyer. Al Villarreal se le veía incómodo.

La salida de Terrats y Lo Celso -también lo hizo Jackson, que jugó así sus primeros minutos tras su lesión y traspaso frustrado- le dieron algo de más consistencia al centro del campo amarillo. Con más posesión de balón, los de Setién pudieron salir de la cueva y acercarse de nuevo a Verbruggen. Quien más cerca del gol estuvo fue Jackson, aunque lo mejor de todo era que lo único que le caía a Reina era el agua de la lluvia, intensa toda la tarde. No tiene que pasar apuros el Villarreal para eliminar al Anderlecht, aunque si en La Cerámica les atan en corto a los belgas como hicieron en la primera mitad de la ida, mejor les irá.