Un trago para olvidar
El Atlético de Madrid recibe esta tarde al Betis, el cuarto mejor equipo de la segunda vuelta, herido en Copa y con necesidad de no caerse en Liga abrazado al Metropolitano.
El Metropolitano es el salvavidas al que se agarra el Atleti, como Rose a aquel tablón tras el naufragio del Titanic, para no hundirse. Porque no puede. Porque no debe. Porque la Copa se acabó cuando por delante ya solo estaba la final, porque la Liga se ha perdido lejos de casa. Ante el Betis tiene dos tragos (sigue el partido de hoy en directo en As.com).
El primero, olvidar el empate en Almería. El segundo, el repaso del Athletic en Copa. No hay margen. En el traje negro del Cholo aún hay restos de polvo de dragón mientras mira abajo en la clasificación más que arriba: ese Athletic que le vapuleó en la Copa quiere también su lugar en la Liga, ese cuarto puesto que supone próxima Champions. A tres puntos está. Y el Girona, por encima, lo pone más caro que nunca. Su plaza parece fija, como la de Barça y Madrid. Queda una para los demás, esos demás que hoy son Atleti y Athletic. El Betis llega al Metropolitano con el camino marcado: todas las grietas están en la defensa. Oblak ha encajado ya 47 goles, la segunda vez que más, a falta de trece jornadas, en todos los años del Cholo (la primera fueron 57, en la 21-22). El día que no sale uno en la foto, lo hace otro. Todos, menos Witsel, con 35 años y fuera de sitio, han quedado retratados.
“A pensar en el Betis...”
Arriba, entre que Grizi no está por su esguince ante el Inter, Morata lleva ocho partidos seco, Correa sigue en cualquier otra parte y Memphis aparece y desaparece, el Atleti ha perdido la efectividad del comienzo de Liga. Ante el Almería hizo 18 remates para no lograr la victoria. Todo, menos que Riquelme lleva dos partidos siendo el mejor y que es el futbolista más parecido a Griezmann de todos los que el Cholo tiene y la fiabilidad del Metropolitano, son cruces para un Cholo que, en San Mamés, lanzaba como epitafio de la Copa ese mensaje para quien lo quisiera entender. “A pensar en el Betis, que es lo que el club quiere”. No eso, la Copa, ni lo otro, el Inter; esto, el Betis.
Un Betis que llega con la moral alta tras su victoria ante el Athletic y la confirmación de que vuelve a luchar por Europa. Pellegrini ha encontrado crecimiento la aportación de los nuevos fichajes, sobre todo el equilibrio de Johnny Cardoso y la energía de Chimy Ávila. El argentino volverá a ser uno de los agitadores del ataque verdiblanco. Sin Isco ni Fekir, el primero aún lesionado y el segundo recuperándose de la operación a la que fue sometido esta semana por una fractura en la nariz, el poder creativo es mínimo. Quizás Fornals tome ese rol.
Simeone se abraza al Metropolitano antes de una semana sin partidos entre semana y una prueba en la que Memphis y Morata harán de doble nueve, para no convertirse en Jack también en eso que está por encima de todo. Sin nada a lo que agarrarse. Y por debajo de esa línea que es la salvación y el oxígeno. La de los cuatro primeros.