Un policía de Champions
Miguel Ángel Nieto, que debutó con el Madrid de los Casillas, Ronaldo o Beckham en Kiev, hoy es miembro del cuerpo de Policía tras cambiar su vida de manera radical hace menos de tres años.
Policía y futbolista. Pocas profesiones son tan deseadas cuando uno es niño. Miguel Ángel Nieto (San Sebastián de los Reyes, 1986) puede presumir de conseguirlo. Y además, a lo grande. Hace menos de tres años, este extremo talentoso y rápido, decidió colgar las botas. Lo hizo tras una dilatada trayectoria que le permitió enmarcar en su casa las camisetas del Real Madrid, Almería, Xerez, Numancia, Racing, Córdoba, Lleida, Hércules y Alcoyano. Tras su etapa en Alcoy, decidió quitarse una espina que tenía clavada desde niño: ser policía.
Y años después, lo consiguió. “La vida son etapas. Como futbolista, cumplí todos mis sueños. He jugado en grandes equipos y en el club de mi vida. Y debuté en Champions. Cuando vi que esa etapa de futbolista finalizaba, me paré a pensar qué quería para mi futuro. Siempre he sentido admiración y respeto por la profesión de policía. Era una espina que tenía clavada y quería quitármela”, presume Nieto mientras patrulla con AS.
Nieto tocó el cielo muy rápido. Con 20 años, debutó con el Madrid en la Champions tras ir escalando peldaños hasta que Capello se fijó en él. En aquel Madrid de la Liga del clavo ardiendo, el mismo en el que brillaban Roberto Carlos, Beckham, Van Nistelrooy, Raúl o Ronaldo, se coló Nieto. “Uno nunca sabe qué podría haber sido de mí. Tres días antes de ganar la Liga, Capello me dijo que contaba conmigo para el año siguiente. Eso fue increíble, pero tres días después del título, fue destituido”, recuerda Nieto, a quien esa experiencia le sirvió para curtirse y tirar de una fortaleza mental que le ayudó mucho en la Academia. “Raúl, Guti e Iker eran como yo. Llevaban toda la vida en el Madrid. Eran muy cercanos, como Van Nistelrooy o Higuaín. Me sorprendió mucho la humildad de Beckham o los consejos que me dio Italo Galbiati, el segundo de Capello”, rememora Nieto, con el uniforme de policía, mientras recuerda su otra vida.
El madrileño llegó a disputar 27 partidos en Primera, 72 en Segunda y 148 en Segunda B, pero por encima de todos destaca siempre aquel debut en Champions, en Kiev, en diciembre de 2006. Nieto ni siquiera recuerda el frío de aquella noche. Sí tiene clavado en la mente el momento en el que Chendo le llamó para firmar la convocatoria o el instante en el que Capello apuntó su nombre en el once: “Ahora, con el paso de los años, uno valora mucho más todo aquello. Fue una felicidad tremenda”. Pero en el fútbol todo es fugaz. Luego, le tocó volver rápido al Castilla y salir después del Madrid, su casa. “Fue un momento triste, pero son cosas que te hacen madurar porque te toca buscarte la vida fuera. Y así lo hice”, asegura.
Tras su etapa como profesional, Nieto se decantó por la Policía. Y eso que tenía el título de entrenador nacional. Cambió los recuerdos de la Champions, los lujos del futbolista y los hoteles de cinco estrellas por la Academia. Hizo el macuto y puso rumbo a Ávila para llevar una vida casi monacal. “Los esfuerzos de no ver a mi familia me compensaban. Nunca había estudiado tanto. No había lujos, todos éramos iguales. Gracias al fútbol he conseguido tener una mentalidad fuerte que me ha servido para esta nueva etapa”, explica.
En la Academia también había tiempo para el fútbol. Entre pachanga y pachanga, a Nieto le tocaba recordar sus anécdotas: “La gente cuando se enteraba que jugué en el Madrid se sorprendía. También mis excompañeros cuando ahora me ven con el uniforme y estaban acostumbrados a verme de corto, pero yo siempre he sido un tipo muy normal que ha sabido mantener el equilibrio”, sentencia Nieto, quien tiene en sus vitrinas y en su currículum dos títulos: el del cuerpo y el de futbolista profesional.