Un derbi sin goles ni cafeína

Sevilla y Betis empataron a cero un derbi que había nacido descafeinado antes de que rodara el balón y en el que la pelota confirmó las sospechas. Sólo la expulsión de Miranda en los últimos instantes le puso chispa y algo de suspense a un marcador lógico, sobre todo en el caso de los verdiblancos, que fueron incapaces de coleccionar una sola ocasión en terreno hostil, que desaprovecharon quizá la mejor oportunidad para asaltar de nuevo Nervión. Los béticos no ganan un derbi (liguero) desde septiembre de 2018. Pellegrini sigue sin derrotar al Sevilla en el campeonato de la regularidad (cuatro derrotas y dos empates), pero el punto le vale para asentar y casi certificar la plaza de Europa League y también (8 puntos de distancia, a falta de 9) para vencer virtualmente la liga particular con el eterno rival. Pero todo eso queda así, muy virtual: el Sevilla, que juega una enésima final dentro de 10 días en Budapest, sigue mandando ampliamente en los duelos de este tipo y evita la sensación de sorpasso.

Salió primera mitad jugada desde el miedo a perder, la falta de piernas o seguramente ambas cosas. El Sevilla pagaba en especie el esfuerzo titánico del jueves, con hasta 8 cambios respecto al once que se enfrentó a la Juventus entre los que se incluían meritorios como Montiel, Rekik, Telles, Gueye, Papu Gómez y Rafa Mir. El Betis, que parece haber llegado a este final de campaña con el depósito parpadeando en rojo, incluía como gran novedad la presencia Abner en el lateral izquierdo en lugar de Miranda. Luego se comprendería por qué. El caso es que Lamela, un extremo con más querencia al interior que a la banda, tardó bastante tiempo en comenzar a poner prueba al brasileño.

Una no ocasión de Mir que detuvo Bravo (había fuera de juego) fue prácticamente lo único peligroso que los dos equipos pudieron reseñar antes de descanso. A la vuelta, Pellegrini decidía quitar del campo a otro canarinho, Luiz Henrique, para dar entrada a Rodri. El sustituido había visto tarjeta amarilla. Mir tuvo también en sus botas la primera oportunidad reseñable a poco de regresar del vestuario. El murciano fue incapaz de precisar una volea esquinada pero bastante franca en el segundo palo.

Rodri le había dado algo más de vuelo a la banda derecha bética, aunque sin profundidad, pero era el Sevilla el que se seguía acercando con alguna (tímida) insistencia. Con Lamela como multiprotagonista: cabezazo suyo en boca de gol, pero desviado y despistado; chut tras rechazo dentro del área; y la más clara, a cinco metros de Bravo, pero también con el punto de mira bastante desviado.

Se encaminaba el partido hacia un final sin hostilidades cuando Miranda, poco después de ingresar en el terreno de juego, cometía una durísima entrada sobre Jesús Navas que le costó, tras revisión de VAR, una merecidísima tarjeta roja. Si Gil Manzano pone en el acta lo que se vio en TV, quizá le cueste al de Olivares varios partidos de sanción. La expulsión, al final de que se cumpliera el tiempo reglamentario, inclinó el duelo de manera natural hacia la portería verdiblanca. Entre la resaca del jueves y las reservas a perder todo el botín, el Sevilla tampoco se volvió loco. Quedaban 10 minutos incluido el descuento y resistió el Betis, al que Bravo sostuvo en algún remate aislado y entre la imprecisión de futbolistas, los blanquirrojos, que hace apenas tres días se habían pegado una paliza descomunal. Y el triste 0-0 deja, esta vez parece que sí, contentos a casi todos.