Un buen Real Valladolid que fue muy tierno en el Bernabéu

El Real Valladolid dio buena imagen en el Santiago Bernabéu, pero fue demasiado tierno para pelear el resultado. Es lo que tiene ser un recién ascendido con problemas para inscribir a Latasa, ser un equipo humilde lejos de los objetivos que perseguirá otro año más el Real Madrid. La guerra del Pucela es otra, pero la batalla había que plantearla en el estadio merengue y los de la camiseta color uva hicieron un partido muy digno.

El equipo blanquivioleta hizo una buena primera parte. Estuvo serio, con un once con muchos nuevos peones, y no pasó apenas miedo en esta primera parte en la que su gran déficit fue no atreverse a salir un poquito en busca de la portería local. Hein se creció e impidió el tanto de Mbappé, pero el equipo merengue, jugando en tercera, no puso en demasiados apuros a los de Pezzolano que, sin embargo, tenían problemas para encontrar a Marcos André para que descargara, mientras Machis e Iván Sánchez estaban más preocupados de ayudar a sus respectivos laterales que de atacar. El empate al descanso era un premio merecido, los pitidos del estadio madrileño la mejor señal de ello.

No pudo dar continuidad el equipo de Pezzolano a su plan porque Valverde, con la ayuda de la barrera, desniveló el duelo y entonces al Real Valladolid le tocaba remar y le ponía una autopista por delante a las balas madridistas a la espalda de los centrales. No estuvo lejos de empatar el Pucela, pero ni Moro, ni Sylla, ni Amallah estuvieron acertados en el remate y en los últimos minutos, con el equipo volcado el Real Madrid maquilló un resultado tan amplio como injusto, tan exagerado, como inmerecido. A pensar en el Leganés.

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