Tres manos para un punto

Getafe y Valencia se repartieron en el Coliseum un punto que no les saca de pobres a ninguno, pero que visto lo visto en los tiempos del partido tienen que valorarlo ambos. Los de Bordalás porque su gol del empate no llegó hasta el tramo final, como en Vila-real, cuando la resistencia blanquinegra parecía que iba a obtener el premio máximo, y también de penalti, como en Vila-real, éste por manos de Caufriez en su afán de repeler un remate a bocajarro de Nyom. Pero para manos las dos que sacó Mamardashvli en el tiempo de descuento, una tras rechace de Tárrega, otra a remate de Yildirim. Esa acción del georgiano impidió la victoria del Getafe y una derrota que para el Valencia habría sido de tocado y hundido. De ahí que el punto sumado, gracias al gol inicial de Enzo Barrenechea, deba darlo por bueno los ché, aunque siguen colistas, ahora ya en solitario y siguen sin ganar lejos de Mestalla.

Fue un partido de tensión, de poca circulación. Lleno de interrupciones, de balones largos y acciones a balón parado. De hecho los dos goles llegaron por ahí. Con mucho miedo de inicio al error y poco margen a la inspiración. De más casta que talento, de más faltas que regates. Vamos, el partido que se esperaba entre un Getafe de Bordalás, que se dejó a Uche en el banquillo para jugar arriba con Yildirim y Álvaro, y un Valencia que llegaba como colista, con defensa de cinco, en la que se estrenaba Caufriez, y con Enzo Barrenechea y Javi Guerra ocupando la zona de Pepelu, que como capitán quiso estar con el equipo en el Coliseum a pesar de su sanción.

Precisamente Enzo Barrenechea fue quien puso en ventaja al Valencia. Tras córner, por supuesto. En el único remate a portería del Valencia en los 98 minutos de juego. El gol llegó en el último tramo de la primera parte, en cuyo arranque el Getafe dispuso a trancas y barrancas de tres ocasiones que desesperaron a Baraja. De Álex Sola, Arambarri y Alderete, aunque la más clara de los azulones llegó al filo del descanso, un balón a la espalda de la zaga que controló Carles Pérez y que repelió con el pie Mamardashvili. Gracias al georgiano el Valencia se marchaba a vestuarios con ventaja por primera vez en la temporada, con Cuadra Fernández cargándoles de tarjetas a unos y otros por ‘faltitas’.

Bordalás regresó con tres cambios: Peter Federico, Uche y Nyom, que regresaba así al Coliseum y a quien la afición le demostró su aprecio. Ellos le dieron al Getafe otro empuje, otras vías de entrada. Ahí se vio a un Getafe más profundo, más abierto. Fue entonces cuando comenzó el ejercicio de supervivencia del Valencia, que se olvidó completamente de David Soria y hasta de pasar del centro del campo. Excesivo conformismo, la verdad. En esa fase Arambarri envió un balón al travesaño. El partido se le podía hacer muy largo a los blanquinegros, de hecho se les hizo, aunque la acumulación de efectivos alrededor del área de Mamardashvil fue durante muchos minutos un muro para los de Bordalás.

Las lesiones de Thierry y Rioja solo hicieron que darle más mística de compromiso a la resistencia che. Pero cuando el tiempo estaba cerca de cumplirse, un balón que quedó suelto en el área de Mamardashvili, lo remató Nyom y golpeó en la mano de Caufriez. Cuadra Fernández no lo dudó, como tampoco Arambarri. El uruguayo, como en Vila-real, salía al rescate de un punto para el Getafe, aunque para rescate el de Mamardashvili con un doble paradón en el tiempo de prolongación. Espectacular la mano que saca tras el rechace de Tárrega, descomunal la que en el rechace la sacó a Yildirim.

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