Terremotos en el palco y en el césped

Peter Lim (Singapur), Chen Yansheng (China) y Ronaldo Nazário (Brasil) tienen, entre otras, dos cosas en común: un club de fútbol en España y un cántico que se corea cada partido en Mestalla, Cornellà y Zorrilla: “Lim/Chen/Ronaldo, vete ya”. Pero, eso sí, lo escuchan desde lejos, porque los tres tienen por costumbre no pisar sus respectivos estadios. Lim no lo hace desde 2019; Chen, desde 2022 y Ronaldo, desde agosto.

Esa lejanía, además del rodillo accionarial, relativiza la fuerza de la masa social. Las movilizaciones son constantes y la crispación social cada vez mas latente. Solo hay que ver el caso del Valencia, con una Junta de Accionistas que apenas comenzó se suspendió y con una petición de LibertadVCF, plataforma opositora a Lim, de un vaciado de Mestalla en el próximo partido contra el Real Madrid del 3 de enero. Pero en Valencia, Barcelona y Valladolid no hay marcha atrás, no hay lugar a la reconciliación tras años de sensación de maltrato entre los aficionados, que comparten un color en sus protestas: el amarillo de pancartas y el lema de “Go Home”.

La clasificación en Liga de Valencia, Espanyol y Real Valladolid es causa-efecto de la gestión, de la estructura de unos clubes que parecen juguetes rotos dejados caer en un armario. Nada, ni un céntimo, invirtió Chen para reforxar la plantilla del Espanyol; Lim solo gastó 1,35M€ en verano para la plantilla de Baraja, último entrenador en caer tras Carrión (Las Palmas), Pezzolano (Real Valladolid) y Luis García (Alavés).

RCD Espanyol: Chen ronda su tercer descenso en cinco años

“Espero estar en la Champions en menos de tres años”, vaticinaba Chen Yansheng el 21 de enero de 2016, el fatídico día en que recogía las llaves del Espanyol de manos de Dani Sánchez Llibre. Casi ocho años después, el castillo de naipes ha caído, el empresario chino se ha convertido en el único presidente de la historia perica en firmar dos descensos y merodea el que sería el tercero en tan solo un lustro.

¿Ha invertido Chen, a través del conglomerado chino Rastar, en el Espanyol? La respuesta es sí. No en vano, se estima en unos 220 millones su gasto, especialmente en unas primeras temporadas que desembocaron en la clasificación para la Europa League, en 2019. Pero ahí paradójicamente cambió todo. Echó el freno la propiedad y al año siguiente ya bajó.

No aprendió de sus errores y, pese a subir, volvió a caer a Segunda. Y, desde hace año y medio, ni hace ni deja hacer: ni un euro en fichajes, una ampliación de capital prometida que se va demorando y la venta del club truncada un par de veces en el último instante. Y la trituradora siempre en marcha: 13 entrenadores, seis directores deportivos y cuatro directores generales carga desde la distancia.

Valencia: La desinversión de Lim empuja hacia el abismo

Peter Lim se convirtió en máximo accionista del Valencia en 2014. Por aquel entonces, la clasificación histórica de la Liga decía que era el tercer club de España. Una década después le han pasado el Atlético y el Athletic. En 14 de las 15 temporadas anteriores a su llegada, el Valencia había competido en Europa (nueve de ellas en Champions). En siete de los últimos 10 años no ha pisado Europa.

La desinversión de Lim es un hecho. Desde la salida de Mateu Alemani (2019), el Valencia ha traspasado futbolistas por 205 millones y ha invertido solo 41 millones. Las ventas han sido el leitmotiv para compensar la drástica reducción de ingresos ordinarios (TV, competiciones...). Así, de un Valencia campeón de Copa a uno que está hundido en la tabla y que ya coqueteó con el descenso hace dos temporadas y que ya ha despedido a Baraja.

La última Junta de Accionistas, además de evidenciar otra vez la crispación social, dejó dos conclusiones tras hablar Layhoon Chan. Una es que Lim ya parece estar abierto a escuchar ofertas (“Si son atractivas...”); la segunda fue menos halagüeña, porque la directora financiera habló con naturalidad de un descenso: “No me gustaría, pero (económicamente) es llevadero”.

Real Valladolid: Ronaldo, cerca de vender para optar a la CBF

Ronaldo Nazário llegó el 3 de septiembre de 2018 a Valladolid y generó una ilusión que no se ha correspondido con la realidad. Su nombramiento como máximo accionista hizo soñar con una gran proyección internacional de la marca, una llegada de importantes patrocinadores y el aterrizaje de grandes futbolistas.

El brasileño se llenaba la boca diciendo que quería dejar un legado que consistía en la construcción de una ciudad deportiva y el asentamiento del club en Primera. Además, en AS, el 29 de mayo de 2019, se vino arriba y afirmó que en cinco años el club estaría en disposición de pelear por entrar en la Champions. Pero no. El problema de las grandes expectativas es que genera enormes desilusiones.

Acostumbrado a ganar casi siempre, el amor se rompió el día que el brasileño se dio cuenta que dejaba de ser el mito para ser el presidente, que ya no le preguntaban por el Mundial, la Champions y el Madrid, sino por ventas, propiedades y descensos (dos, y medio, en estos seis años). Cansado del juguete, Ronaldo ahora está dispuesto a salir, puede ser cuestión de semanas, porque su nuevo objetivo se encuentra en la presidencia de la Confederación Brasileña de Fútbol.

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