Tercer desastre defensivo sin Koundé y Diego Carlos
El Sevilla, como en las dos temporadas anteriores sin el francés ni el brasileño, encaja el doble de goles que con ambos en su plantilla.
El Sevilla vuelve a tropezar con la piedra de la añoranza de Koundé y Diego Carlos por tercera temporada consecutiva. Ya son tres años sin la pareja de centrales sobre la que se cimentó un Sevilla que incluso peleó la Liga pero los casi 100 millones que dejaron los traspasos de ambos en las arcas han sido dilapidados sin que se hayan encontrado refuerzos de garantías. De su nivel era imposible hacerlo, pero el trabajo de Monchi el verano de la marcha de ambos y de Víctor Orta en los dos siguientes ha dejado que desear.
Diego Carlos se fue al Aston Villa y Koundé, al Barcelona, en verano de 2022. Monchi optó por sustituirlos con Marcao y Nianzou, bajando el nivel de la defensa de las alturas al subsuelo. El fichaje de Badé en enero lo arregló en parte, mientras que se volvió a tirar dinero en una apuesta fallida como Gattoni. Un año después, con la economía del club sumida en una grave crisis, el único movimiento de Víctor Orta en el centro de la defensa fue el de firmar a Sergio Ramos libre con el mercado ya cerrado. Este verano se marchó el camero y no ha llegado absolutamente nadie para el centro de una defensa que componen los mencionados Nianzou, Marcao y Badé, además de Kike Salas.
Y los datos son tozudos en demostrar la incompetencia de ambas direcciones deportivas. El último Sevilla de Diego Carlos y Koundé había encajado 8 goles en estas primeras 12 jornadas. El primero sin ellos, 19. El segundo, 17. Y el actual, 17 también, aunque suma unos 15 puntos a los que ninguno de los dos anteriores se habían acercado a estas alturas. Es decir, que sin Diego Carlos ni Koundé se encajan el doble de goles que con ellos.
Las casas se construyen sobre cimientos sólidos y así se hizo el gran Sevilla de Lopetegui, sobre Diego Carlos y Koundé. Ahora, en Nervión se pagan, y muy bien, los errores de firmar a Marcao y Nianzou con sus estratosféricas fichas, además de la impericia para haber rastreado el mercado en busca de recambios solventes pese a la escasez. Quien lo paga es García Pimienta, cuyos delanteros no marcan y cuyos centrales son el doble de peores que los anteriores.
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