REAL MADRID

Tchouameni se acerca a Casemiro

El francés se reivindicó en el día I sin el brasileño y pasó su ITV particular. Lideró al Madrid en robos, intercepciones, despejes, pases exitosos...

El día que empezaba la nueva vida sin Casemiro (30 años), Tchouameni (22) alzó la voz para recordar que el heredero ya está en casa. En su estreno como titular se vieron costuras propias de la inexperiencia. Una hora en Almería donde instaló la incertidumbre. No por el potencial, indudable, sino por su capacidad para rendir en presente. Dubitativo con el balón y algo timorato en la presión en el Power Horse, la irrupción exprés del United le daba una ocasión de oro para redimirse ya en Balaídos. Eso sí, con el extra de presión que suponía ser el único pivote puro de la plantilla. Y en Vigo, afloró un Aurélien más cercano a su versión monegasca, esa que impulsó al Madrid a invertir 80 millones de euros en su fichaje. Tchouameni pasó la ITV.

En los primeros minutos, los mejores del Celta, le costó ponerse en marcha, pero fue creciendo hasta redondear una actuación ilusionante, con números próximos a los promediados por Case, el espejo que se le pondrá delante de manera inevitable, en las dos últimas temporadas. Nueve recuperaciones, cuatro despejes, tres intercepciones, 61 pases acertados, tres ocasiones de gol generadas y 3/3 en regates fue su hoja estadística. Líder madridista en todas las categorías y parte activa en tres de los goles blancos. Remató el córner que originó (tras intervenir Alaba) el tanto de Benzema desde los once metros, interceptó el balón que germinó en el contragolpe finiquitado por Vinicius y taponó al Celta para salir disparado en una poderosa conducción que tejió el 1-4 de Valverde. El choque comenzó marcado por un adiós y terminó con la botella llena de esperanza.

Tchouameni demostró por qué fue el curso pasado el mayor ladrón de balones de las cinco grandes ligas y superó los ocho robos que promedió Casemiro en la 2020-21 y en la 2021-22. Sus cifras en intercepciones y despejes estuvieron por encima de las casi dos que alcanzó el paulista en ambos aspectos en el último bienio. Mientras que en tareas organizativas, Case presentó una media de 49 y 57 pases acertados, con un 86 y 88% de acierto respectivamente, por el 89,7 alcanzado en Balaídos por Aurélien, gracias a sus 61 envíos exitosos. Su dos de dos en entradas también se coloca por delante de las 1,7 que completaba de manera acertada el ex ‘14′ blanco. A lo que añadió el no ser regateado una sola vez. Ancelotti se ha cansado de repetir que el molde futbolístico no es el mismo. Sin embargo, cuanto más se acerquen los números del aprendiz al que se le presuponía maestro, menos se proyectará la sombra de este último en el horizonte del club y en el del propio Tchouameni.

La ‘Carlettina’ surtió efecto

Tras la primera jornada, Ancelotti habló del “peso de la camiseta” del Madrid al referirse a Tchouameni. Tras la segunda, el discurso dirigido al ruanés fue muy diferente: “Ha mostrado lo que habitualmente nos muestra en los entrenamientos. Ha defendido muy bien, ha jugado con personalidad y se ha sentido cómodo”. La terapia ‘padre-hijo’ intersemanal, adelantada por AS, surtió efecto. Ancelotti tranquilizó a su pupilo después de Almería. Consciente del potencial que atesora, reforzó la confianza que hasta ahora había mostrado, la misma que le ha hecho quemar etapas a toda velocidad y ganarse la titularidad con Francia a los 22 años. De hecho, ese es uno de los principales retos que tiene Tchouameni en estos meses iniciales: mantener ese papel preponderante con Les Bleus de cara al Mundial. Sin Casemiro, y con la decisión del Madrid de no fichar a nadie, será más fácil. Su presencia es indispensable y Ancelotti es consciente, de ahí que decidiera intervenir antes de que la bola de presión se hiciera más grande.

Los titubeos iniciales han dado paso a una versión revitalizada del ‘18′, capital en las transiciones que descosieron a los de Coudet en los segundos 45 minutos gracias a su estupendo despliegue físico. Ayudó estar acompañado por un Modric, una noche más, imperial que canalizó el ímpetu de Camavinga y facilitó que Tchouameni olvidase lo de Almería. La tarea es complicada, competir con el legado de una leyenda como Casemiro. Con partidos como el del Celta de trampolín, atemperar la expectativa para no convertirla en enemiga será mucho más sencillo.