REAL MADRID

Tchouameni: kilómetro cero

Tras un estreno titubeante la pasada campaña en Almería, Aurélien brilló en Balaídos en el día I sin ‘Case’. El francés ha pasado de incógnita a indiscutible en el once madridista.

JAVIER GANDULDIARIO AS

Tchouameni es una realidad en este renovado Real Madrid. Hace justo un año se produjo la marcha de Casemiro, que cogió un avión a Manchester en busca de nuevos retos. El brasileño dejó un vacío enorme en el centro del campo madridista, con el ex del Mónaco como su recambio más natural, firmado semanas antes, aunque no se esperaba que se produjese tan temprano ese relevo. Un año más tarde, ya nadie duda de la capacidad del francés, que tras un año de altibajos ha empezado el curso a su mejor nivel. Cada vez son menos los que echan en falta a ‘Case’.

Motivos hay para el optimismo. A sus 23 años, el de Ruán es un fijo para Ancelotti. Atrás quedan las dudas posteriores a la cita mundialista, donde el francés perdió protagonismo a partir de la lesión en el sóleo en la víspera de la Supercopa de España. Camavinga primero, y Kroos después, le pasaron por la derecha. Un final de temporada extraño para el ‘18′, que nada se parece al inicio de la presente campaña. Tchouameni es otro, y tanto sus compañeros como el técnico lo agradecen. El cambio de dibujo al 4-3-1-2, donde el francés ejerce de ancla, le ha sentado de maravilla. Tanto es así que al Madrid le cambia la cara cuando él no está.

Al menos en pretemporada, porque en estas dos primeras jornadas lo ha jugado todo, con seis duelos aéreos ganados, dos regates completados, un remate a puerta y una precisión de pases sobresaliente: 94,4% ante el Athletic y 91,8% en Almería. Números que junto a su imponente poderío físico le hacen indispensable, más contundente y con mayor presencia en el campo contrario. Ahora, tras un inicio liguero brillante, en el horizonte madridista aparece una plaza que hace sonreír a Aurélien: Vigo.

Aurélien Tchouameni, durante el partido contra el Milan.Haessik

En Balaídos, Tchouameni vivió su primera reválida en el Madrid. La pasada campaña, el día I sin Case fue ante el Celta, que también fue el duelo siguiente a Almería. En el Power Horse se estrenó el francés como titular con la elástica blanca y se le vieron ciertas costuras. Ancelotti lo reconoció en rueda de prensa y habló del “peso de la camiseta” del Madrid, pero ya en la capital tiró de capote. Carletto hizo terapia ‘padre-hijo’, para calmar a Tchouameni tras el traspié inicial y hacerle ver que debía estar tranquilo y dejar a un lado la presión.

El resultado fue un partido estupendo de Aurélien en Balaídos. “Ha mostrado lo que habitualmente nos muestra en los entrenamientos. Ha defendido muy bien, ha jugado con personalidad y se ha sentido cómodo”, resumió el de Reggiolo tras el 1-4. Resultado contundente y marcado por el buen hacer del recién llegado. Nueve recuperaciones, cuatro despejes, tres intercepciones, 61 pases acertados, tres ocasiones de gol generadas y 3/3 en regates fue su exposición estadística. Además de participar activamente en tres de los cuatro tantos.

Tchouameni pasó allí su primera ITV con el Madrid, y ahora vuelve al taller celeste reafirmado, cada vez con más confianza tras superar un primer año de altibajos. El Madrid respira tranquilo con un jugador que desde su reseteo vacacional ha subido el nivel. Su único ‘pero’: el gol. Todavía no se ha estrenado como goleador blanco, aunque pegada y personalidad no le faltan. El golazo a Inglaterra en los cuartos de final del Mundial o el tiro al larguero contra el Barça en el Clásico de Dallas lo demuestran. Solo le falta marcar para ser el ‘5′ ideal de Ancelotti, con la cita en Balaídos como escenario ideal para seguir creciendo. Tchouameni vuelve a su kilómetro cero.

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