Siesta amarilla en La Cerámica

Villarreal y Cádiz se marcharon de La Cerámica a mitad de camino entre la impotencia y la complacencia. Es cierto que los dos Submarinos trabajaron el partido. Y al menos las rachas positivas se mantienen. El Villarreal suma tres partidos sin perder. El Cádiz, dos sin perder y sin recibir goles desde la llegada de Pellegrino. Pero ni uno sale de la lucha por evitar el descenso, ni el otro logra escapar de los últimos tres clasificados.

El Villarreal, además, baja el soufflé tras la goleada ante el Barcelona. Lo de Montjuïc fue un subidón pero la impotencia a la hora de atacar contra el Cádiz le baja a la cruda realidad: los de Marcelino lucharán por no caer al pozo del descenso hasta el final. El Cádiz, por su parte, puede ver más la botella media llena. Con entrenador nuevo, a la hora que acabó el partido está igualado a puntos con el Sevilla, el equipo que está fuera de la zona roja.

El Villarreal empezó el duelo con alegría, como si le durara aún el subidón de golear al Barça. Comesaña, de cabeza, tuvo la primera pero Ledesma pronto dejó claro que los delanteros tendrían que afinar más para batirle. El Cádiz, sin descuidar su defensa, premisa fundamental para Pellegrino, intentó lanzarse hacia el área de Jorgensen. Chris Ramos, por dos veces, y Alejo probaron a Jorgensen sin acierto. En el equipo local, fue Baena el que trenzaba pases y lo intentaba pero quizás en alguna ocasión le sobró combinación y le faltó colmillo.

Tras el descanso, sonaba a que el partido iba a desperezarse. Marcelino juntó el talento de Gerard, Guedes y Morales arriba. Pero ni así. Quizás el Cádiz se asustó al ver lo que tenía por delante y dio un paso atrás. Puso la defensa casi en su frontal del área y renunció a salir a la contra. Bloque bajo y concentración máxima en los duelos y en la defensa de su área. Con eso, le bastó para que el Villarreal fuera perdiendo fuelle. Ledesma ralentizaba el partido y todo se iba convirtiendo en más soporífero a una hora en la que la cuerpo pedía siesta.

Baena parecía el único capaz de borrar el 0-0 del marcador. Un tiro suyo se fue rozando el poste. Y después fue protagonista de la jugada polémica del día. En una porfía, Iza Carcelén, el defensa del Cádiz, le ganó el duelo pero acabó pisando su bota, dentro del área. Ni González Fuertes vio penalti ni el VAR le llamó. El Cádiz estaba cerca de cumplir su objetivo. Gerard tuvo una pero cruzó demasiado y Ledesma se adelantó a Alberto Moreno que llegaba al segundo palo para empujarla.