Se apaga la alarma en el Madrid: Brahim apunta al Rayo

Había preocupación, ahora alivio. Tras la victoria en Leipzig, con gol de museo de Brahim, la incógnita máxima era el estado del malagueño. Abandonó el campo de manera precipitada, en el 81′, por un golpe en el gemelo derecho. Molestia en el soleo. El propio jugador verbalizó la esperanza a pie de campo. “No será nada”. Dejó el Red Bull Arena con hielo, pero sin gestos ostensibles de dolor. Desde el club se prefirió esperar, darle tiempo al músculo, antes de hacer las pruebas pertinentes. Pero hoy sí han analizado los galenos del Real Madrid el estado del MVP contra el equipo energético. El diagnóstico tras la resonancia, el mejor posible. Como bien se barruntaba, no reviste gravedad, y su concurso el domingo en el partido contra el Rayo es una posibilidad. No hay daño en las fibras, no hay rotura, respira Ancelotti. No fue más que el golpe en la zona, con la consiguiente inflamación, sufrido en el inicio de la jugada que puso punto final a su partido en Alemania. Amén de una sobrecarga por el enorme esfuerzo. Hoy ya ha entrenado.

Desde el entorno del jugador trasladaban a AS un mensaje esperanzado en las horas previas, sinónimo al deslizado por el propio 21 blanco sobre el césped del Red Bull Arena y posteriormente en zona mixta y se cumple ese sentir. Brahim estará a priori listo para el debut de Íñigo Pérez como primero (ya fue el escudero de Iraola) en el banquillo vallecano. Hubiera sido el primer encuentro que Brahim se perdiese por lesión. Porque ante el Cádiz en noviembre, donde se cayó del once por unos problemas estomacales de última hora, estuvo en el banquillo. Mientras que la luxación en el hombro que le acompaña desde el derbi ante el Atleti de la primera vuelta liguera no le ha impedido jugar con un aparatoso vendaje que ‘lució' tras su cabalgada frente a Oblak en la Supercopa de Arabia. No obstante, el físico diamantino apunta a seguir sin fisuras.

Este tipo de percances, sobrecargas en el sóleo, son habituales en futbolistas y se producen cuando el músculo está en un momento de alta intensidad. En jugadores con querencia por el cambio de ritmo y el desborde, como Brahim, pueden llegar a ser compañeras de viaje. No es el caso del malagueño, que ha tenido hasta el momento una carrera alejada de la enfermería. De momento sigue evitando la baja por problema físico este curso y en el Milan solamente se perdió 12 encuentros (cinco en la 2020-21, cuatro en la 2021-22 y tres en la 2022-23) en sus tres años de Erasmus en Italia, y los de la segunda campaña como rossonero fueron por coronavirus.

El malagueño se ha convertido en una pieza clave en el engranaje de Ancelotti. El tanto decisivo en la ida de octavos de Champions no ha sido anécdota, sino continuidad de un estado de forma alcista que le ha hecho, con el tercio decisivo de campaña por delante, superar, con ocho, su mejor temporada realizadora (siete, por dos veces con el Milan). Y ha conquistado a Ancelotti de cara a las etapas de alta montaña. “Empezó sin jugar muchos minutos, pero siempre ha aportado. Su nivel ahora mismo demuestra la mucha confianza que tiene en lo que hace. Su gol (al Leipzig) es espectacular. Hay que destacar lo que ha hecho”, resumió el de Reggiolo tras el triunfo en Alemania.

Otra final

Sin Bellingham –se perderá también los partidos ante Sevilla y Valencia–, Brahim puede afrontar otra final. Otro encuentro donde lucir el traje de su amigo de Stourbridge (”sólo puedo decirle que le quiero mucho; congeniamos desde el primer momento”, respondió en los micrófonos al mensaje que Jude le lanzó en redes). “Siempre que ha jugado por Jude, no he querido cambiar el sistema, ha ido más por dentro, aunque hoy ha marcado desde la derecha”, explicaba Carletto al tiempo que ponía en valor su gol (”espectacular”). Porque el elegido cuando no ha estado el pichichi madridista ha sido en las seis ocasiones Brahim, con seis victorias y cuatro tantos del malagueño como retorno estadístico. En Vallecas, tras el susto, séptima ocasión para seguir exprimiendo oportunidades.