Rivero: “Mi presente es el Albacete; en el futuro haré mía la portería del Valencia”
El guardameta recuerda en AS una conversación con su padre cuando quiso dejar el fútbol en categoría Infantil.
Cristian Rivero (Gandía, 1998) ha llegado al Albacete tras toda una vida en el Valencia. En el Carlos Belmonte jugará en calidad de cedido tras haber renovado por dos temporadas con el club de Mestalla, cuya “portería espero hacer mía algún día”. Pero él quiere centrarse en el presente, en aprovechar la oportunidad que tiene en el Albacete de demostrar con regularidad su valía, aunque también habla con AS de su pasado, de aquellos viajes con su abuelo desde su casa hasta Paterna y de una charla con su padre que le cambió la vida.
Empecemos por lo último, ¿qué le sugiere el proyecto del Albacete?
Lo afronto con mucha ilusión. Es un proyecto en el que están fichando mucha gente, un entrenador que conoce el club, que es un histórico y muy familiar… Me gusta la ciudad, las instalaciones… la verdad es que es una etapa ilusionante.
¿Qué fue lo que le convenció? Porque otros clubes también llamaron a su puerta.
La verdad es que sí, por suerte tuve varios equipos interesados a los que le agradezco que se fijarán en mí. Pero el Albacete fue el que dio el primer paso y más firme, el que me mostró más confianza y eso es lo que yo precisamente más necesitaba, que se confiara en mí. Me hablaron muy bien del entrenador, del cuerpo técnico… y acepté.
En Albacete competirá con Raúl Lizoain, otro fichaje…
Un portero siempre compite con otros compañeros. No es nada nuevo para mí. En el Valencia he estado toda mi vida compitiendo, desde que llegué en alevines hasta el último día de la temporada pasada.
El Albacete fue el que dio el primer paso y más firme, el que me mostró más confianza y por eso dije sí”
¿Por qué ha decidido renovar y salir cedido del Valencia?
Mi prioridad siempre fue escuchar primero al Valencia. Es el club de mi vida, el que me ha visto crecer, el que me lo ha dado todo. Así que yo terminaba contrato, pero me dijeron que querían hablar conmigo y esperé para escucharles. Me hicieron una oferta y a su vez las dos partes teníamos claro que tras renovar lo mejor era buscar una cesión para madurar como portero, como persona, salir de la zona de confort y competir en otro contexto… Y así el año que viene poder volver para competir por ser titular en el Valencia. Ese será mi objetivo de futuro.
A fin de cuenta solo tiene 26 años.
Así es. 26 años, 27… es una edad en la que un portero aún es bastante joven. La portería es un lugar complicado, porque ahí solo juega uno. Ahora ha llegado el momento de tratar de tener regularidad, confianza.. y es lo que estoy buscando.
Me decía que su objetivo de futuro es el Valencia, ¿ el de presente?
Llegó al Albacete con la mente puesta al 100% en este proyecto, mi presente está aquí y mi futuro a corto plazo, también. Trataremos de conseguir los objetivos del equipo y, obviamente, ganarme con mi día a día poder jugar cuantos más partidos, mejor.
Hace dos veranos tenía las maletas preparadas para salir cedido al Málaga, pero se lesionó Cillessen y no me dejaron salir”
Usted ha estado vinculado al primer equipo del Valencia durante varias temporadas sin apenas oportunidades, ¿por qué no salió cedido antes?
Por circunstancias, la verdad. Hace dos veranos tenía las maletas preparadas para salir cedido al Málaga. Pero se lesionó Jasper (Cillessen) y tuvimos que quedarnos. El club dijo que tenía que quedarme, porque también se lesionó Jaume. Bueno, ese año por suerte pude jugar la Copa del Rey. Ese fue el año que más cerca estuve de salir. En los otros años, el Valencia siempre quiso que me quedase y lo hice con la máxima ilusión, porque sabes que en cualquier momento puede pasar cualquier cosa y llegarte la oportunidad.
¿Cómo se lleva entrenar cada día y apenas jugar?
Pues es una situación que te da para aprender mucho y para evolucionar como persona y profesional. Sobre todo, psicológicamente. Al principio no lo llevaba tan bien, lo de no jugar. Llegaba a casa y me preguntaba, ¿por qué no me pone?, ¿por qué no tal? Pero las preguntas que realmente me han venido bien hacerme son las vinculadas a uno mismo: “¿Qué me está faltando para dar ese paso, que puedo mejorar para dar ese paso? Y eso al final me beneficiaba en el trabajo del día a día, porque me impedía bajar los brazos por mí mismo, porque cada día he querido ser mejor y he madurado un montón. Y mira, cuando me llegó la oportunidad de poder debutar en Liga en Mestalla, me sentí muy preparado.
Valencia-Alavés. Mamardashvili estaba sancionado y Jaume se lesiona. ¿Cuál fue su primera sensación?
Mi recuerdo es de un completo silencio.
Yo estaba en el estadio y le aseguro que silencio no había…
(Ríe) Lo sé. Pero no me preguntes por qué era como si yo no escuchara nada de la grada. Me puse los guantes, me concentré, solo pensaba en que había trabajado muchos años en los entrenamientos para ese momento y me dirigí hacia una portería de Mestalla que para mí tenía un significado muy especial.
¿Por qué?
Cuando yo era Juvenil, el día de la presentación del Valencia, el club quiso que todos los chavales de la escuela saliéramos al césped antes que el primer equipo: los alevines, benjamines, cadetes… Cuando salió mi equipo, nos fuimos hacia una de las porterías. Cuando llegué a casa le dije a mi padre que esa portería en la que me había visto iba a ser algún día mía. Fue en esa en la que debuté… Aún no es mía, o lo fue solo por un día, pero espero que lo sea por muchos en un futuro.
Pocos futbolista en la historia habrán debutado luciendo además el brazalete de capitán…
Eso sí que no me lo esperaba. Al final uno trabaja para estar preparado el día que te toca, pero lo de debutar con el brazalete es algo que nunca olvidaré y se lo agradeceré siempre a Titi (Thierry Rendall). Me dijo: “Llevas mucho tiempo trabajando para esto y eres el más veterano, te lo mereces”.
Thierry me dijo cuando me dio el brazalete: “Llevas mucho tiempo trabajando para esto y eres el más veterano, te lo mereces”.
¿Con cuántos porteros del Valencia ha competido?
El primero con el que coincidí en un calentamiento fue con Diego Alves. Ahí yo no estaba regularmente con el primer equipo, pero sí en alguna ocasión. A partir de él, pues Jaume, Neto, Cillesen… De todos los porteros he podido ver y aprender cosas.
Ha vivido la explosión de Mamardashvili…
Es un tipo tan espectacular como lo es de portero. Para mí ha hecho la mejor temporada que le he visto y sé que va a mejorar mucho más. Es un porterazo con una proyección increíble. Espero que esta temporada siga en el Valencia porque es un jugador clave para el equipo.
¿Y a usted, qué le queda por pulir?
Lo que me faltan son partidos, regularidad. Confianza en mí mismo tengo toda, solo necesito poder demostrar en los partidos lo que demuestro en cada entrenamiento.
Cuénteme ahora su historia, ¿siempre ha sido portero?
Bueno, siempre, siempre no. Empecé jugando en el Grao de Gandía y empecé de jugador. Corría un montón… pero no me la pasaban. Era un desastre. Me dije: “Esto no me gusta”. Y me fui a la portería. Era malo (ríe). Pero me sentía mejor. Era un crío al que le gustaba mucho tirarse al suelo, no me daba nada de miedo, y además mi ídolo en el Valencia era Cañizares. Así que yo quería ser como él y un día ocupar su lugar en la portería del Valencia. Lo que no sabía es que ser portero era tan jodido (ríe)… bueno, tan complicado.
Era un crío al que le gustaba tirarse al suelo, no me daba miedo y mi ídolo era Cañizares”
¿De qué edad estamos hablando?
Tenía unos 8 años.
¿Y cómo llega al Valencia?
En alevines. En el equipo del Grao de Gandía estuvo dos años. Allí, además de los partidos de Liga, jugábamos torneos que servían como pruebas para los ojeadores del Valencia. Y un día me llamaron.
Imagino que no se lo pensó.
Mis padres sí que se lo pensaron. Bastante además, porque ellos estaban trabajando y no tenían tiempo para llevarme a los partidos. Por suerte mi abuelo dijo que él me llevaría cada fin de semana, porque para entrenar sí había una furgoneta del club que nos recogía a varios chavales de la zona y nos traía, pero a los partidos teníamos que ir cada uno por su cuenta y mi abuelo se ofreció. Eso sí, me tenía que levantar dos horas y media antes porque siempre nos perdíamos y teníamos que salir antes de casa porque contábamos con ello (ríe).
¿Y a partir de ahí va quemando etapas hasta llegar al primer equipo?
Bueno, dicho así parece rápido y fácil. Pero no lo fue. En Infantil quise dejármelo, la verdad.
¿Por qué?
Ficharon a un portero que era muy grande, muy alto, Álvaro Chaparro. Y el entrenador empezó a ponerlo a él porque daba más seguridad. En verdad en ese momento era mejor que yo. Pero claro, con 11 o 12 años que yo tenía, lo que quería era jugar y no lo hacía. Y no lo entiendes, porque te preguntas porqué juega este y no yo y a esa edad no tienes esa respuesta. Y siempre recordaré una conversación con mi padre, que de no ser por él yo no hubiera seguido jugando.
¿Qué le dijo?
Llegué a casa y me fui directo a la habitación a llorar. Mi padre entró y me dijo: ¿Qué te pasa? Y yo le dije que me quería dejar el Valencia y el fútbol, porque no aguantaba no jugar y que quería volver a estar con mis amigos del barrio. Y mi padre me pilló y me dijo: “¿Sabes por qué no estás jugando? Porque ahora hay otro portero que lo está haciendo mejor que tú y le da más seguridad al entrenador. Así que hasta que no le des esa seguridad al entrenador en los entrenamientos, no vas a jugar. Tú lo que tienes que hacer no es dejarte el Valencia sino entrenar y trabajar más en los entrenamientos para ser mejor que tu compañero”.
Y usted le hizo caso…
Bueno, bueno. Al principio me quedé sorprendido en la habitación. ¿Mi padre me ve jodido y lo que me suelta es que el otro portero es mejor que yo? Pero esa dosis de realidad me ayudó entonces y la he tenido presente durante toda mi carrera.
En verdad es una lectura que tiene que hacer cualquier portero, porque solo juega uno.
Así es. Siempre le estaré agradecido por esa conversación, aunque en ese momento le dije que se fuera de la habitación y que no volviera a entrar en toda la tarde (ríe).
¿Y en qué momento se empieza a dar cuenta de que puede vivir de ser portero?
De eso la verdad no me di cuenta, quizás porque tampoco pensaba en dedicarme al fútbol. Yo lo que tenía era un sueño como tantos otros niños. Yo quería ser como Cañizares. Quería ser ese portero que levantaba la grada, que paraba un penalti y enloquecía a Mestalla. Pero era un sueño de niño. Lo que sí recuerdo es que tuve que convencer a varios profesores de que el fútbol para mí era como un trabajo, aunque yo entonces seguía sin verme viviendo de esto. Por suerte lo comprendieron, me ayudaron y pude acabar cuarto de la ESO y estudiar un Grado Superior.
Nunca está de más una formación para cuando acabe el fútbol…
Así es. Siempre hay que tener una salida para el después, aunque espero que eso tarde aún en llegar. Ahora a darlo todo en Albacete, porque en el fútbol lo que cuenta es el presente.
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