Revoluciones de invierno

Pellegrini y Marcelino querían cambios y los tuvieron. Ambos vivieron un mes de enero repleto de movimientos y ahora sus plantillas tratan de parecerse a lo que quizás siempre quisieron. Los resultados parecen responder a esa revolución invernal. El Betis atrapó a Johnny Cardoso para equilibrar su juego, a Chimy Ávila para ganar locura y a Fornals para lanzar su plan. El efecto Bakambu, de momento, tiene que esperar. El Villarreal cubrió sus espaldas con Mosquera y Bailly, extendió sus alas con Traoré y se garantizó peligro con Guedes. Todos sueñan con un billete europeo que hace semanas el Betis atisbaba desde la duda y el Villarreal visualizaba desde el imposible. Ahora nada lo parece (sigue el partido en directo en AS.com).

Cambiar para crecer. Al Betis le funciona por momentos su plan a la espera de que sus pesos pesados tomen la palabra en el presente proyecto. El enmascarado Fekir debe dar un paso adelante ante la ausencia de Isco mientras Guido ya está de vuelta sin saber con certeza hasta cuándo. Existe esa incertidumbre en Heliópolis sobre si esta pequeña revolución de invierno sólo fue un anticipo de un sueño de verano. Mientras, Pellegrini traza sus mismas líneas de siempre, pero esta vez con herramientas renovadas que deben llevarlo a seguir haciendo historia en el Betis.

Marcelino comienza a tomarle la medida a su nuevo Villarreal pese a recibir un correctivo inesperado en Europa. Su equipo se parece cada día más a lo que imaginó al aterrizar en el equipo castellonense. Sus jugadores responden, su plantel golpea a Barça o Real Sociedad y las distancias que antes parecían lejanía se convirtieron en abordables. El aire de los nuevos también varió el panorama: Bailly es carácter en su anarquía, Guedes es sinónimo de talento. Y el resto de piezas de ese puzle incompleto comenzaron a carburar. Álex Baena ya es el máximo asistente de esta Liga. Sorloth marca más que nadie en lo que va de 2024 tras firmar seis goles en sus ultimas seis actuaciones ligueras.

Pellegrini y Marcelino creen. El primero siempre resalta su periodo en Villarreal como ejemplo de todo. Le lanza halagos y sostiene aquella aventura castellonense como una hazaña que quizás lo fue. El segundo parece conocer al Betis como si fuera suyo tras medirse a los verdiblancos en 16 ocasiones y ser abatido en sólo dos. Quiere reponerse de la media eliminación europea conquistando Heliópolis y certificando que su equipo también es aspirante a más. El Villamarín, que vivirá otro ambiente de gala, quiere decirle que no.