Revolcones y reacciones
Los amarillos muestran su peor cara del curso en el Metropolitano. En las ocasiones precedentes respondieron con victoria.
Iban los amarillos con su billete de avión a Madrid en la boca con toda la ilusión que arrastraba la inercia de verse en octava posición a tres puntos de una potencial plaza europea y sabiéndose el segundo equipo menos goleado de la liga. El técnico amarillo comentaba en la previa: “¿Por qué no plantarle cara al Atlético en su casa? Mis jugadores se han ganado ese derecho”, porque así había sido esta temporada, casi siempre.
Sin embargo los planes empezaron a torcerse prácticamente en el inicio. Unas pérdidas a la hora de empezar a construir evidenciaban que o Las Palmas estaba un poco lenta o que el Atlético de Madrid sabía dónde apretar y, sobre todo, cómo apretar y además lo estaba ejecutando bien. O Las tres. “Corrimos el riesgo de ir a presionar alto, como hicimos en la primera parte. En alguna, ellos pudieron salir y crear peligro. Pero en muchas otras, terminamos por ganar los duelos —que es lo que necesitamos para mejorar como equipo— y nos permitió estar más cerca del arco cuando la recuperamos”, explicaba Simeone en el pospartido a DAZN.
Así pues, el choque concluía como el peor resultado de largo en seis años en la Unión Deportiva las Palmas, desde 2018 no encajaba cinco o más goles pero para nada caras largas. “No hemos perdido seis partidos 5-0. Es el primero. Y al final casi todos los partidos se nos han ido de un gol. Los únicos que nos habían hecho dos hasta ahora, salvo el Tenerife en Copa, eran el Real Madrid y el Barcelona”, comentaba el capitán Kirian Rodríguez en el mismo centro del Metropolitano todavía con la herida abierta.
Y es que como recordaba el 20, apenas había habido encuentros en los que Las Palmas yendo por debajo en el marcador no hubiera llegado al minuto 90 a una jugada de, al menos, empatar el partido. Solo dos. El primero había sido en el Bernabéu. Algo previsible. Aquel 2-0 fue el mejor resultado defensivo de los amarillos en el Bernabéu en casi cuarenta años. Desde el 7 de septiembre del 86 no recibía menos de tres goles en Chamartín. Con Setién se quedó también a dos tantos, en la 2015-16, encajando tres y marcando uno.
La alineación ante los blancos, llena de jugadores poco habituales, fue por donde se le colaron las críticas al técnico amarillo. Sin embargo, García Pimienta siempre ha defendido que sus jugadores no pueden aguantar tres partidos en una semana y que ante el riesgo de lesiones prefiere rotar. Como fue el caso de la visita al Bernabéu. Entre semana y entre rivales por la permanencia, Granada y Celta.
El segundo de los partidos que había acabado a dos goles de diferencia del rival fue quizás el más doloroso, no por su repercusión clasificatoria sino por caer derrotado ante el máximo rival en la competición del KO sin presentar batalla hasta la segunda parte y desde el minuto 20 con la distancia de dos tantos. Un encuentro que tiene en común lo mismo que el mencionado en el Bernabéu, una alineación con los menos habituales.
No obstante ante esos dos revolcones previos al del Metropolitano —llamando revolcón a un 2-0, lo que situaría las coordenadas de la temporada en la tierra de la abundancia— los amarillos respondieron siempre con una rápida mejoría. Al del Bernabéu le siguió una victoria ante el Celta y tras el Heliodoro vino la más holgada de los grancanarios en la actual competición ligera, solo superada, bajo la era García Pimienta por el 0-4 ante el Málaga.
Ese simplista apócrifo manido hasta el aborrecimiento, de levantarse después de caer, ha sido referencial en la época de García Pimienta. Sobre todo en el peor momento que tuvo el técnico catalán en su trayectoria como entrenador amarillo. La derrota que dejó colgando de un hilo el proyecto de las Palmas hace dos temporadas, aquel 1-3 frente al Girona en Segunda División, le continuó una victoria de tronío en Valladolid. Punto de inflexión y piedra fundacional de este conjunto.
El único gran revolcón con García Pimienta que no le siguió inmediatamente una victoria fue tras el derbi de la pasada temporada disputado en Tenerife. Tras aquel 4-1, los amarillos empataron en el Gran Canaria ante el Sporting de Gijón, último partido que encajaron un tanto antes del descanso. Sin embargo, parecía que su reacción se la guardó para mejor ocasión. Una jornada después vencieron en el Belmonte frente a un Albacete que venía embalado y amenazaba a echarle el aliento en la oreja.
Así pues, la U.D. tiene ante sí el reto de nuevo de practicar aquello de levantarse lo antes posible y el capitán Kirian tiene claro, que ahora, a pesar de recibir cinco goles, sobre la idea de juego: “Es el momento de reforzarla”.