Reflexiones de Marcelino, Sarabia, Calero y Pablo: “Siempre piensas que te queda poco”

Eder Sarabia apareció por la sede de la Federación Valenciana de Fútbol con una sonrisa que le acompañó durante toda la tarde. Más allá de la derrota en Vitoria, Sarabia está disfrutando del momento de su Elche. Y hace bien. La broma de Julián Calero evidencia el buen hacer de Sarabia en el regreso del Elche a Primera: “Ahora que estás en Champions no sé si me vas saludar...”, comentó en tono jocoso el técnico del Levante, también radiante tras su triunfo en Oviedo. Todo sea dicho, Marcelino García Toral, con tomada por un catarro y con las decisiones de Cuadra Fernández en el Bernabéu aún presentes, acaparó una vez más el foco mediático.

Los tres, Marcelino, Calero y Sarabia, repetían presencia en la Apertura del VII Curso de Entrenadores. Buena señal para ellos, representantes de un oficio tantas veces efímero y siempre a merced de los resultados. Pero Villarreal, Levante y Elche cumplieron con creces sus objetivos la temporada pasada y de ahí que nunca se pusiera en duda su continuidad. El debutante fue Pablo Hernández, un entrenador con cartel de interino en el Castellón, si bien, con tres victorias consecutivas a ver quién duda ahora de su continuidad.

Carlos Corberán fue el ausente del acto. El Valencia a la hora del evento estaba entrenando en Paterna y de ahí que de la confirmación del jueves se pasara a la disculpa del lunes. El Valencia está para pocas charlas, la verdad. Corberán seguramente hubiera coincidido con algún compañero de pupitre en los cursos de entrenador, porque en la sala había técnicos de su generación que han “pasado por el barro”, como comentó David Gutiérrez, director del curso de entrenadores de la RFEF. Entre otros, Andrés Palop, ahora seleccionador autonómico de la Federación Valenciana.

Salvador Gomar abrió la charla enfatizando la salud de la federación que preside. Los cinco técnicos de clubes del fútbol profesional (Villarreal, Elche, Levante, Valencia y Castellón) son la cúspide de las 9.000 licencias de entrenadores que forman parte de la familia del fútbol valenciano. Marcelino, Sarabia, Calero y Pablo son un ejemplo para todos ellos, porque las historias de sus inicios son como las de tantos otros que sueñan hoy con llegar tan lejos como ellos. Como dijo Julián Calero en la conclusión del acto: “En el fútbol no todo está inventado, siempre pasa algo”.

Charlas de entrenador

El recuerdo de los inicios:

Marcelino: “Siempre recordamos los inicios, porque es la base que te hace llegar hasta aquí. Muchos entrenadores queremos empezar, pocos tenemos la suerte de que el trabajo progresivo te lleve a la élite. Siempre en ese recorrido hay personas fundamentales que te ayudan, personas que te dan un empujón en un momento crucial y eso hay que recordarlo siempre. No llegas a la élite solo por el trabajo que haces, menos en una profesión que dependes de los resultados de los futbolistas. Olvidar aquello es el principio del final. Llega un momento en el que siempre piensas que queda poco, pero mientras que mantengas la ilusión, algo de tiempo quedará”.

Sarabia: “Me gusta mucho recordar al Cruces, que fue mi primer equipo. Entrenábamos en unas condiciones muy limitadas: en un cuarto de campo, no sabías cuántos jugadores iban a acudir, tenías una hora para entrenar... pero preparabas cada entrenamiento con tu máxima ilusión. Fue en la escuela del Villarreal donde me dediqué 24 horas a ser entrenador, ganaba 700 euros al mes, no tenía ni para pagar el alquiler, pero por suerte mis padres me pudieron ayudar, y agradecido también a gente como José Manuel Llaneza. Y luego, claro, Setién como la persona más determinante”.

Calero: “Las ganas que tienes y la pasión que pones cuando entrenas a los chicos es lo que más me ha llamado la atención de esta profesión, que el paso por cualquier equipo tuviera algo de poso. Tengo muchos recuerdos de mi etapa en el Parla. Era un obsesionado de coger información de donde pudiera. Decía mi madre que en paz descanse que es de malnacido no ser agradecido y hay que serlo con toda la gente que te ayudó en sus inicios”.

Pablo Hernández: “Si me dices hace tres semanas que iba a estar aquí te habría llamado loco. Pero el fútbol a veces tiene estas cosas que no son normales. He tenido la suerte de estar en el lugar idóneo. Acabé mi carrera en el club de mi ciudad y me ofrecieron quedarme en la estructura como entrenador y ahora se han dado las circunstancias para llevar le primer equipo. Me queda mucho camino por recorrer, porque esto es solo el comienzo. Como entrenador no he estado en el barro, barro... pero sí lo estuve como jugador y eso lo he tenido siempre presente”.

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El papel del entrenador:

Marcelino: “Cuando empiezas a entrenar y las cosas te van bien, aunque hayas sido futbolista tienes un ataque de entrenador. Y piensas que te van bien porque eres buen entrenador. Pero cuando te das el piñazo, recuerdas que el fútbol es de los futbolistas. Eso lo entendí rápido porque las cosas me fueron mejor de lo esperado hasta que tuve un golpe por tomar decisiones excesivamente valientes y me equivoqué. Ese es el primer aviso. En las victorias tienes que ser humilde para saber por qué ganas, pero de las derrotas no aprendes, porque si lo haces eres un perdedor. Perder solo lleva a que te echen. Los entrenadores tenemos que alejarnos siempre de la derrota”.

Calero: “En la vida nos han enseñado a intentar ganar y la derrota es lo último que queremos. En la victoria es cuando tienes que ser lo suficientemente inteligente para saber cómo has llegado a ella. La derrota te la metes en la boca, intentas masticarla... y hasta que la sueltas pasan unos días. La victoria entra directa y si la encaminas bien es la que te enseña”.

Sarabia: “Aprendí muchas de las cosas que no tenía que hacer de los entrenadores que tuve como futbolista. Cuando tienes limitaciones te tienes que estrujar más la cabeza o cuando el rival te pone más dificultades. Nosotros tenemos que tener un gran rigor para analizar lo que ha pasado, sea en la victoria o en la derrota, porque ni la victoria ni la derrota está en nuestras manos. Lo que sí está es cómo preparamos un partido, como les transmitimos para que las victorias se repitan más y las derrotas sean las mínimas. Al jugador no hay que limitarlo. A veces quieres imponer tus ideas o modelo de juego y eso a veces esta limitando al jugador. Tu idea debe ser potenciar al jugador”.

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Relación con el jugador:

Calero: “En mis últimos años como jugador yo quería ser entrenador. Y yo pensaba que quería ser amigo de los futbolistas... craso error. Amigos tenemos en la vida unos pocos y los futbolistas no pueden ser amigos, son personas con las que tienes que ser muy claro. A veces tener mucha información del jugador no es bueno, pero si tienes que saber cosas de ellos, porque uno como entrenador tiene que saber si un jugador tiene a su hijo malito un día”.

Pablo Hernández: “Yo empecé el año pasado en un filial, donde los objetivos son diferentes. Pero aún tengo muy presente el “yo” como jugador y sabía que no tenía que limitar a los jugadores. En el centro del campo tienen que tomar decisiones ellos. Tú puedes darles unas pautas, pero creo que los futbolistas tienen que tener libertad para tomar decisiones”.

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Las herramientas de las que hoy disponen:

Marcelino: “Si le preguntas a Pablo te dirá una cosa, Eder otra y Julián otra. Para mí no hay ni vieja ni nueva escuela. Un trabajo importante del entrenador es actualizarse. Nosotros somos unos privilegiados porque tenemos seis, ocho o diez personas ayudándonos. Yo cuando empecé tenía un preparador de porteros pero yo era el que iba a por los balones al río. Creo que cada entrenador utiliza las herramientas a nivel humano y técnico como considera que es mejor para sacar rendimiento a su equipo. Y ahí todo es válido. La base del éxito primero es tener buenos futbolistas. Las herramientas me han dado más opciones de análisis y me han restado opciones de equivocarme. Creo que entrenar es mucho más, es una profesión a la que le doy mucho valor y es muy complicada. Ahora le echo más horas de las que le echaba hace 15 años”.

Sarabia: “Si quisiéramos tendríamos datos para dedicarle 60 horas al día, porque hay tropecientas plataformas... Yo lo que más uso es el vídeo y lo que veo. Eso es una absoluta prioridad. Veo los comportamientos de los rivales en determinados momentos de los partidos, cómo se comporta en los inicios, tras encajar gol, tras marcar... Evidentemente hay datos muy claros que evidencian por qué has perdido un partido, pero hay datos que son más importantes para un modelo que para otro. Yo no soy ningún obsesionado de los datos. El mayor privilegio es tener una cámara táctica que ahí lo ves todo y lo que animo a los entrenadores que están empezando es grabarse los partidos y los entrenamientos, de ahí puede enseñarle al futbolista lo que le va a ayudar a mejorar”.

Calero: “Con todos estos datos que ahora pueden ser infinitos... no podemos cambiar la intuición por el dato. Le doy importancia a las sensaciones. El dato se puede manejar, pero Mendilibar decía que él se movía por la sensación y yo le doy importancia a eso, porque yo puedo saber mucho del Villarreal o el Elche, pero lo importante es tener la intuición de saber cuál es la clave para que la entiendan mis jugadores”.

Pablo Hernández: “He vivido como jugador el progreso de las herramientas. Empecé viendo vídeos y analizando al rival y cada vez nos iban dando más y más datos. Estuve con Bielsa en el Leeds durante tres años, que era un poco obsesivo con los datos. Lo he vivido como jugador y el poco tiempo que llevo de entrenador lo veo también así: los datos están bien para apoyar, pero uno tiene que tener una intuición, una sensación...”.

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