Rastar: la década perdida del Espanyol

Han faltado pocas semanas para que se cumpliera una década exacta desde su desembarco. El 2 de noviembre de 2015, y tras cuatro meses de negociaciones que habían comenzado en la verbena de San Juan, Rastar Group comunicó la adquisición del Espanyol tras comprarle las acciones, de entrada, a Dani Sánchez Llibre, Ramon Condal y afines (como Enrique Beltrán o José Manuel López Marcote), a quienes liberaba de la losa del crédito sindicado solidario por el que se avalaba la construcción del RCDE Stadium. Del 45,1 por ciento inicial del capital social acabó aglutinando con los años un 99,66 por ciento el conglomerado chino, que ahora abandona su papel mayoritario en el club con la sensación de década perdida.

Sería injusto achacar a Rastar y a Chen Yansheng, su propietario y el presidente perico desde el 19 de enero de 2016, todos los males del Espanyol. Para empezar, porque tomó las riendas de una entidad herida de muerte en lo económico, con una deuda neta que rondaba los 200 millones de euros, con compromisos ineludibles a corto plazo con la Agencia Tributaria, y practicó un saneamiento casi quirúrgico, en base a inyección de líquido, a préstamos participativos concedidos al club y a sucesivas ampliaciones de capital, en las que acabó desembolsando unos 195 millones, hasta alcanzar su desembolso final estimado en unos 230, alrededor de 100 más de los que obtendrá por su venta cuando concluya todo el proceso.

Tampoco es sencillo repartir las responsabilidades de cada decisión, de cada arista de la gestión durante esta última década, ya que tras el desembarco de Rastar muy probablemente sobrevolaba el plan estratégico del gobierno de China, por expreso deseo de su líder Xi Jinping, de expandirse por Europa a través del fútbol. No en vano, el tijeretazo gubernamental en ese aspecto coincidió con la desinversión global, la desaparición de dueños chinos en el panorama continental (hoy apenas queda el Wolverhampton inglés, con Fosun) y, cómo no, con un antes y un después en el rumbo de un Espanyol que coincidió para más inri con la pandemia.

La maldición de “la Champions en tres años”

No en vano, prometió Chen en su primera comparecencia “ir a la Champions en tres años”, una frase que le acompañará de por vida, y tres temporadas después, aunque no se cumplía el vaticinio, sí invadía la afición el césped del RCDE Stadium por la primera clasificación para una competición europea en 13 años. Ese momento, que debía suponer el gran salto del Espanyol, fue el que lo rompió todo: en los siguientes cuatro cursos, Chen se convirtió en el único presidente de la historia del Espanyol con dos descensos a Segunda sobre sus espaldas.

La opacidad, que se ha visto reflejada en situaciones tan significativas como que el propietario no haya aparecido en Barcelona desde el verano de 2022, las cifras imposibles de la compraventa de Wu Lei o que se llegara a especular con su estado vital porque el vídeo que se proyectó en la última Junta de Accionistas parecía hecho con inteligencia artificial, fue de la mano de una desconfianza creciente en los gestores occidentales y de una toma de decisiones continuamente errática.

13 entrenadores, seis directores deportivos...

Así, y aunque en el último año y medio se ha frenado afortunadamente la inercia, Rastar ha convertido su etapa en una trituradora de cargos: 13 entrenadores, seis directores deportivos y cuatro directores generales han pasado en menos de una década por un Espanyol que en el cómputo global, y a pesar de la inversión del grupo chino, salda este periodo con pérdidas.

Un balance de -41,28 millones

Porque, si entre 2016 y 2020 todo habían sido buenos resultados económicos, con la suma de 26,01 millones favorables en el resultado final de los ejercicios, en los cuatro siguientes se perdieron la friolera de 67,31, dejando el balance de la era Rastar -a falta de obtener los datos definitivos del ejercicio 2024-25- en 41,28 millones negativos.

Y eso que, en el balance de la inversión en fichajes (167,86 millones) y los ingresos en ventas (195,65), precisamente la salida de Joan García por el importe de su cláusula es lo que ha permitido a Chen y compañía decantar de su lado la balanza, con una ganancia aproximada de 27,79 millones.

Economía más fuerte, equipo más débil

Total, que casi diez años después de su aterrizaje, y con ganadores evidentes como un Sánchez Llibre que se despojó de los grilletes de un crédito sindicado que amenazaba su patrimonio y que vendió su porcentaje accionarial muy por encima del precio de coste, lo que deja Rastar es un Espanyol financieramente mucho más estable que aquél que compró, pero deportivamente más débil, pese a encontrarse en un momento particularmente dulce en comparación con unas últimas temporadas de demasiado sufrimiento.

Las que llevaron a desplegar ese “Chen, go home” que ahora se hace realidad, pero solo en parte. Chen sigue, en el club perico y en lo sucesivo también en el Burnley. Pero ya no será todopoderoso.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí