Quince días para despertar
El Valencia tiene dos semanas de trabajo por delante antes de visitar al Alavés. Corberán tiene muchos deberes por hacer.
La derrota ante el Girona no hizo otra cosa que mantener abierta una herida que se agrandó tras la derrota en Mestalla ante el Oviedo. El Valencia no volverá a vestirse de corto para jugar un partido hasta el 20 de octubre cuando visite al Alavés en Mendizorroza. Carlos Corberán tiene dos semanas por delante para trabajar con un equipo que tiene muchas cosas que mejorar.
Hasta la fecha se han disputado ocho jornadas donde el Valencia solo ha sido capaz de sumar ocho de los 24 puntos en juego. Dos victorias (Getafe y Athletic Club) y dos empates (Real Sociedad y Espanyol), hacen que el equipo esté más cerca de los puestos de descenso que de los que dan acceso a Europa la próxima temporada. Es pronto, pero los números empiezan a parecerse a los de las últimas temporadas donde el conjunto valencianista ha estado flirteando con el descenso.
Esta semana el Valencia se ha enfrentado don los dos equipos que eran colistas. El martes perdieron ante el Oviedo y ayer ante el Girona que no había ganado un partido en las siete primeras jornadas de liga. Además, cabe destacar la mala imagen mostrada en ambos encuentros donde el equipo se ha mostrado inoperante y a merced del rival en la mayoría del tiempo jugado. Contra el Oviedo se pueden rescatar los primeros quince minutos y frente al Girona el inicio de la segunda mitad con Javi Guerra liderando al equipo. Nada más.
Corberán llegó Navidad para hacerse cargo del Valencia con la difícil misión de salvar a un equipo que estaba hundido en la tabla y que era carne de Segunda División. Logró el objetivo y con nota. En verano se construyó un equipo cumpliendo con los deseos del entrenador que se ha mostrado siempre satisfecho con la plantilla que tiene para este curso. La temporada pasada Corberán tenía un once que se recitaba de carrerilla y este año el técnico de Cheste no lo acaba de encontrar y cada partido hay diferentes variaciones que no funcionan y no dan el resultado esperado.
El equipo debe mejorar a balón parado donde está recibiendo muchos goles que le están costando perder puntos importantes. La derrota ante el Barça fue una humillación para el club y para los jugadores que salieron muy dolidos y que no han acabado de dar con la tecla para revertir la situación porque el juego del equipo deja mucho que desear y, por momentos, parecen quedarse sin ideas sobre el césped para poder resolver los partidos.
El vestuario ya ha dado varias señales de malestar. Hugo Duro se mordió la lengua tras la derrota en el Johan Cruyff, Corberán señaló a varios de sus futbolistas en la sala de prensa, Gayà se encaró con la grada y la afición ha mostrado su enfado ante la situación del equipo. Los valencianistas hablaban de Europa cuando empezó la temporada en agosto y ahora solo piensas en llegar a los 40 puntos cuanto antes para no sufrir por el descenso una temporada más.
Carlos Corberán tiene mucho trabajo por delante estas dos semanas porque, tras el parón, le espera un calendario muy duro con la visita a Medizorroza para medirse al Alavés, recibir al Villarreal en Mestalla, viajar al Bernabéu para enfrentarse al Real Madrid y jugar el derbi contra el Levante. Un calendario muy duro que puede dejar muy tocado al equipo en noviembre.
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