Puado y Diego López prolongan el drama de Espanyol y Valencia

Cable azul o cable rojo. Como artificieros cuando la bomba ya encara su último minuto se comportaron Espanyol y Valencia en la fría noche de Cornellà. Arreones, tiros al palo, goles de ida y vuelta y, sobre todo, defensas temblorosas. La detonación es cada vez más inminente, tras un empate en un encuentro aplazado por la DANA que de poco les sirve a los equipos de Manolo y de Baraja. Y a los propios entrenadores. Acaso le da algo más de fe al conjunto ché, que fue claramente de menos a más pero no supo traducirlo en una victoria.

Le debieron de entrar ganas a Braithwaite, presente junto a su familia en el RCDE Stadium, de vestirse de corto y asistir a su excompañero de batallas. En los primeros 40 minutos dispuso Puado de tres ocasiones de gol clarísimas. La primera, un contragolpe que pasó por Omar y Cheddira, dos de las cuatro novedades del Espanyol, y que el ‘7′ estrelló en el larguero. Después, un cabezazo a centro de Brian Oliván que envió fuera. Y la tercera, que casi ya se cantaba como gol, fue un mano a mano ante un Dimitrievski que salvó ‘in extremis’.

Todavía con más pasión que Braithwaite se comía las uñas en el palco de autoridades Rufete, exdirector deportivo y exjugador tanto del Valencia como del Espanyol, y ahora por encima de todas las cosas padre. De un Fran Pérez que le servía un balón exquisito a Diego López para que éste empatara el encuentro a remates al travesaño.

Y no a la tercera, pero sí a la cuarta fue la vencida para Puado, que al filo del descanso aprovechó a la perfección para cabecear a gol un centro con la zurda del canterano Antoniu Roca, en su segunda titularidad consecutiva. Testimonial el papel de Tárrega y Mosquera, espectadores de lujo en la acción del 1-0.

Añadía tres minutos González Fuertes, de los que pudo sacar petróleo un Valencia que, en lugar de hundirse, tuvo el 1-1 en un remate del experico Dani Gómez a pase filtrado por Diego López. Pero, del mismo modo que estaba el choque empatado a palos, quiso Joan García igualarlo a paradones.

Y esa primera oportunidad clarísima se tradujo en gol nada más iniciarse la segunda mitad. Centraba Fran Pérez, quedaba el balón muerto en el área y lo prolongaba Barrenechea al segundo palo para que Diego López, a trompicones, embocara. Llegó incluso a tocar el meta local, pero fue inútil su estirada.

Reaccionó en la acción siguiente ya el Espanyol, en la que hubo absolutamente de todo. Un posible penalti sobre Cheddira, ley de la ventaja, gol de Jofre y, finalmente, todo anulado por el fuera de juego previo del ítalo-marroquí.

Como quienes portan los relevos de una antorcha olímpica, se fueron traspasando ambos equipos los nervios, lo que obviamente se reflejaba en un juego acorde a la clasificación. Y tras el 1-1 lo trataba de aprovechar Dani Gómez, quien chutó fuera cuando se quedaba solo ante la portería. De nuevo apretó el experico, con un disparo al exterior de la red. Y Canós, con un zambombazo que acabó fuera.

Avanzaba el cronómetro y los artificieros no se decidían, si bien acababa mucho más decidido el Valencia. De hecho, llegó a transformar el 1-2 Diego López, en un chut cruzado, pero partía de una situación de fuera de juego. Como el que presuntamente cometió en el minuto 95 Dani Gómez, a quien anulaban un gol cargado de polémica después de que a Joan García se le escurriera el esférico tras un remate de Guillamón.

Se agotaba el tiempo y, con ello, los escasos argumentos futbolísticos de dos históricos de Primera, el cuarto y el sexto clubes con más partidos. Quién lo diría. Sigue como colista el Valencia, al que aún le queda otro aplazado ante el Real Madrid. Y no abandona el descenso el Espanyol. Quién sabe si lo abandonará algún día. O antes explotará todo.

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