Primero la permanencia y después la criba
El Celta se juntará el próximo verano con 33 futbolistas, sin contar a Tapia, y la idea del club es contar con 23 fichas profesionales.
“Sólo pensamos en una cosa: #CeltaVillarreal”. El eslogan elegido para el partido de este domingo refleja la realidad del club vigués en el arranque del mes de mayo. Tras atar la continuidad de Claudio Giráldez, la entidad que preside Marián Mouriño está exclusivamente centrada en lograr la permanencia. Los próximos encuentros son vitales para el futuro celeste y una vez se conozca en qué categoría va a jugar la próxima campaña, llegará el momento de una inevitable criba en la plantilla.
Sin contar a Renato Tapia, que queda libre el 30 de junio y tiene pie y medio fuera de Vigo, el Celta se va a encontrar en verano con 33 jugadores con contrato en vigor. Esa cifra excede en diez futbolistas el número ideal de componentes del vestuario del primer equipo que maneja la dirección de fútbol. Marco Garcés, el máximo responsable del área deportiva, no es partidario de agotar las 25 fichas porque ello supondría un tapón para su prioridad, la de dar oportunidades en la élite a los talentos de la cantera.
La filosofía de trabajo del director mexicano coincide con la de Claudio Giráldez. El preparador porriñés tiene en estos momentos a su disposición a 24 futbolistas con contrato profesional y, salvo Tapia, su vinculación con el club céltico continúa en la temporada 2024-2025. A ellos hay que añadir los cuatro canteranos en dinámica del primer equipo, jugadores de la máxima confianza para el joven entrenador gallego: Carlos Domínguez, Hugo Álvarez, Hugo Sotelo y Damián Rodríguez. Todo apunta a que en las próximas semanas se va a regularizar su situación contractual y dejarán de lucir dorsales por encima del número 25.
La lista de 33 se completa con seis cedidos que regresarán este verano. Los canteranos José Fontán y Sergio Carreira cuentan con opciones de quedarse. A un nuevo préstamo están abocados Julen Lobete, Lautaro de León y Miguel Baeza. Un caso aparte es el de Gonçalo Paciencia. Al delantero portugués, apuesta personal del destituido Luís Campos, todavía le resta otro año de contrato y no se puede descartar la posibilidad de un acuerdo para rescindir.
Si ninguno de los cedidos se hiciera un hueco, Giráldez tendría que prescindir, como mínimo, de cuatro de sus actuales pupilos. Un número que aumentaría con los fichajes y con más jugadores que pueden dar el salto desde el filial. Por el momento, en la rampa de salida aparece Jorgen Strand Larsen, por quien el Celta espera hacer caja, y poco más. Las convocatorias que faltan hasta el final del campeonato irán ofreciendo pistas.
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